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viernes, agosto 1

Héroes sin fronteras

Si algo nos enseñó la televisión es que la sordidez es el atajo más sencillo para acabar viviendo de la fama que sembraste, e incluso más. Hoy Nuria Bermúdez es una agente FIFA muy respetada que sale con un famoso futbolista español y escribió, en la última Eurocopa, artículos en Marca, el diario de pago más leído de España. La hemeroteca recuerda de Bermúdez un pendoneo clandestino por la noche madrileña hasta que la chica se hizo famosa a lo bestia: echándole seis polvos en una noche al marido de la hija de una famosa folclórica (marido guardia civil, además, condenado por quedarse las pesetas de unas multas). Luego esta chica se paseó con lo más florido del jardín nacional, entre lo que sobresalió un romance muy caliente con Rodríguez Menéndez, prestigiado Valentino, y la reputación ya vino sola.

Sin embargo, en ocasiones la fama concede un respiro y sobresale entre sábanas y condones un ángel. También la televisión se encarga de propagar sus rocambolescos destinos y sus singularez hazañas. Hace muchos años dio cuenta Pérez Reverte de una fanática inglesa defensora de los animales que se acercó a España a tratar de cambiar ella sola el taurino destino de este país, y se volvió a los dos días Inglaterra repatriada en avión sanitario después de una cornada gravísima que casi la saca de en medio por las bravas. Fue una fama fulgurante la de la mujer, y muy ingrata. Mas sobrevivió.

Llevaba varios meses tratando de saber el peculiar destino de Adelir de Carli, quien saltó a la fama con tanto ímpetu que jamás volvió a vérsele el dobladillo de la sotana. El 20 de abril de 2008 este sacerdote se ató a mil globos de fiesta inflados con helio y atado a una silla. Pretendía alcanzar así volando Mato Grosso do Sul, sin ayuda de motor, y llegar a Cascavel o Maringá, ciudades del interior del estado cercanas a la frontera con Paraguay, para dar a conocer una protesta en favor de unos camioneros. Decenas de personas lo despidieron en un descampado de Paraná mientras De Carli se iba un tanto ridículo, subiendo bajo esos globos mientras agitaba la mano. Aquella imagen de él subiendo cielo arriba atado a una silla fue la última que se tuvo de él. El vuelo tenía poesía: un sacerdote cruzando el Reino de los Cielos ("vio a Dios y se quedó con él", decía ayer un usuario consternado en el Youtube). Pero una vez más nada pudo sobreponerse a la terca realidad. Los vientos que soplaban aquel día en la zona lo desviaron de su ruta y lo empujaron mar adentro. El martes se confirmó que unos restos hallados en el mar cerca de Río eran los de él. Semanas antes habían aparecido los globos flotando en medio del océano sin su temerario, sencillo y un poco gilipollas pasajero.

2 comentarios:

yaya dijo...

Jo Manuel, sé que no se debe, pero me has hecho reír con el final. Y la foto de los globos es chulísima.

conde-duque dijo...

Jajaja, qué bueno....