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sábado, agosto 4

Sentencias

En un momento de Trainspotting, no adaptado en la película, juzgan a Mark Renton y su coleguita Spud por alguno de sus pequeños problemas. Después de una perorata del señor juez, nuestro gran Begbie, el adorable psicópata que siempre veremos en el rostro de Robert Carlyle (haga de fulmonty o haga de lo que sea siempre late el bigotillo ultraviolento de su Begbie) asiente en silencio sentado en uno de los últimos asientos y se dirige en voz baja al que tiene al lado: “La verdad es que hace falta seso para ser un puto juez”. Siempre me hizo mucha gracia ese pasaje, irrelevante en el conjunto de la novela, por la divertida y ceremoniosa sumisión de una panda de yonquis tirados de Edimburgo a un tipo que les aparece con una toga y que se ha pasado media vida estudiando. “Hace falta seso para ser un puto juez”, concede Begbie como símbolo de respeto. No siempre habría tenido razón: a veces lo único que hace falta son muchos codos, como cualquiera de tantos oficios esplendorosos, y una inteligencia o bien menor o bien coaccionada por puritanismos medievales. Al juez que impidió la adopción a dos lesbianas en España le salió ahora en Brasil uno mucho más divertido: dejó escrita en una sentencia que el fútbol es un “juego viril, varonil, no homosexual”. El magistrado afirma que nadie concebiría a algún campeón mundial brasileño del 70 homosexual: “no es que un homosexual no pueda jugar al balompié, que juegue si quiere, pero forme su equipo e inicie una federación". Una federación de maricones, se entiende. Lo curioso es que Begbie estaría de acuerdo con él. Y le partiría la jarra de cerveza en la cara a cualquiera, como declaración de intenciones. O sea, que no hace falta tanto seso. Y que hasta el propio Begbie podría redactar sentencias tan respetables como las de este santo varón.

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