El presidente del Gobierno, José María Aznar, inició su intervención en el Pleno extraordinario del Congreso para debatir sobre política exterior con un recuerdo para las víctimas de la guerra de Irak, y a continuación reconoció que el pasado 3 de marzo cometió un “claro error” al mostrarse convencido en televisión de que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva. “Puede estar usted seguro, y pueden estar seguras todas las personas que nos ven, que les estoy diciendo la verdad. El régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva, tiene vínculos con grupos terroristas y ha demostrado a lo largo de su historia que es una amenaza para todos”, había dicho en una entrevista en una cadena privada el presidente del Gobierno. “Quiero reconocer el claro error que cometí ante todos los ciudadanos españoles”, recalcó José María Aznar en el Pleno del Congreso.
Éste es el avance de la crónica que ayer envió EFE a primera hora de la tarde a todos los periódicos españoles. Está un poco movida por el tiempo, pero resulta fascinante. Al desempolvar la Historia van apareciendo los huesos. Y uno, colocándolos, redistribuye el presente y diversifica la realidad: la menea, como el buscador de oro que inclina de un lado a otro la fuente, y luego escruta con interés el fondo, a ver qué queda. En este caso, una profunda impresión. En el error reconocido de Zapatero no sólo se acumulan los escombros de Barajas, los hierros colgando de techos desplomados y la lluvia de ceniza que sucede al silencio aquel de los desaparecidos, sino también cierta angustia. Un día antes del atentado de ETA dijo el presidente del Gobierno que estaríamos mejor dentro de un año y al día siguiente le sirvió la banda su particular recompensa: dos cadáveres y un aturdimiento que lo dejó disecado en Doñana, junto a los linces. Como ellos, también la autocrítica de los presidentes del Gobierno lleva años en peligro de extinción.
Del “trágico accidente” al pleonasmo del “trágico atentado” van dos lapsus y una inútil perogrullada que pone bajo sospecha la capacidad semántica de Zapatero, pero no su cintura, que arma a base de golpes de efecto suavizados por el bálsamo de su lenta sonrisa. Y el pueblo necesita a veces que un presidente les arroje suavemente una sonrisa y se recoja entre disculpas, aunque todo ello responda a una estrategia política (que es, de todas formas, otro pleonasmo). Por eso abrió ayer el debate echando mano de la célebre frase que al final no pudo, por falta de tiempo o exceso de pudor, pronunciar Aznar en su momento: “Quiero reconocer el claro error que cometí ante todos los ciudadanos españoles”. Peor le fue a Rajoy, poniéndose en un lugar muy peligroso: el de José, aquel que interpretaba los sueños del Faraón. “Si usted no cumple sus compromisos, le pondrán bombas, y si no se las ponen, es que ha cedido”, dijo el presidente del PP. El último papelón que le faltaba a Rajoy es el de ejercer a tiempo parcial de traductor de ETA. Quizás dentro de cuatro años llegue alguien a la oposición y diga en el Congreso que ha sido “un claro error” el haber subordinado la política del Gobierno a los asesinatos de ETA. Y se restablecerá así la línea, caprichosa, de la Historia.
4 comentarios:
es triste ver como rajoy repite sin complejos el discurso de la ultraderecha de su partido. atrás queda ya aquel ligero acercamiento al centro. sólo busca la confrontación entre la sociedad española para buscar rédito electoral y la banda terrorista se empeña una y otra vez en allanar el camino del PP. Aunque quizás sea contraproducente ya que personalmente siempre pasé totalmente de la política y el gallego ha conseguido que me de verdaderamente asco su partido y sus ansias de poder
Por que decidiches titular de xeito diferente a columna no periódico e no blog?
Buena apreciación Lulú. Es que ya se sabe que en el Diario no hay censura y que el autor de este blog es un tio muy valiente que no deja que le cambien los titulares ni se acojona de llamar a las cosas por su nombre. Vamos, que de heroes como Jabois está el mundo lleno.
Bueno, Lulú: en el periódico titulo ‘2003 / 2007’ nada más haber escrito el primer párrafo. Cuando fui a meter el artículo en el blog me di cuenta de que ese título sólo hacía referencia a ese párrafo concreto, así que preferí titular ‘Un claro error’, que de esta forma puede referirse a Zapatero, a Aznar, a Rajoy o a cualquier memo paranoico. Bicos.
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