Corto y pego del tierno teletipo de Europa Press que apareció, reluciendo como el Niñito Jesús, a última hora de la tarde de ayer a Redacción: “El Partido Popular justificó hoy la asignación de este sueldo Catalina González alegando que Sanxenxo es un ‘ayuntamiento especial y atípico’ porque su ‘dinamismo’ necesita que cada uno de los concejales y alcaldes ‘se dediquen al 100% a trabajar por los vecinos”. Se descuelgan varias lecturas de la información. La primera, y más evidente, es que hasta su marcha Telmo Martín, y sus concejales, no trabajaron al 100% por los vecinos de Sanxenxo. La concejala de Servicios Sociais, Catalina González, tampoco. En proporción a los actuales sueldos, trabajaban aproximadamente la mitad. Cuando uno correteaba por Sanxenxo allí te encontrabas a Rodríguez Lorenzo y a Pepe Aguín despachando la actualidad y cobrando en pesetas. Entonces Sanxenxo no era un ayuntamiento especial ni atípico, sino algo más parecido a una aldea en la que, como Macondo, algunas cosas ni siquiera tenían nombre, y un día mi padre me llevó a conocer el hielo a una montaña de Dorrón.
Ahora, en el ‘postelmismo’, según afortunada acepción acuñada por Adrián Rodríguez, Sanxenxo ha pasado a tener una necesidad de gestión comparable a la de Galicia entera: Touriño cobra 81.000 euros y Catalina 78.000. De ahí su sello “especial y atípico” que le han buscado para justificar sueldos tan lucidos que a los propios militantes del PP (no digamos ya sus votantes) se les está cayendo a cara de vergüenza, recordando aquello que contó en su día Portorosa, un maravillloso blogger de la tierra: “En un municipio próximo a Copenhague el ayuntamiento contrajo una deuda que no pudo justificar. Desde entonces, y hasta que liquiden el endeudamiento público, los vecinos pagan un 2,5% más de impuestos. Se considera que quienes actuaron mal eran sus representantes; y los vecinos entienden (es de suponer) que la próxima vez deberán pensarse mejor a quién votan”. Además de esa receta, no sujeta a comparaciones pero graciosamente sintomática, en Pontevedra el jefe de la oposición Telmo Martín pide “mesura” y dice, con razón, que deberían fijarse por ley los sueldos de las cargos públicos en relación a sus poblaciones. Martín habla no tanto desde su posición política como profesional: qué carallo le importará el sueldo a un constructor.
Nosotros nos preguntamos, desde nuestras asfixiadas nónimas y nuestras vidas sin gastos de representación (porque bien representados estamos, pero en Adolfo Domínguez sacamos nuestras flacas visas, y nadie quiere pagar nuestros viajes): si un municipio de 17.000 habitantes necesita estar gobernado por una persona que cobre 78.400 euros, ¿cuánto debe cobrar la persona que gobierne una ciudad de 300.000 habitantes? Pero no se vayan a creer que les tembló a los concejales el brazo a la hora de votar sus propios sueldos, alimentados por el contribuyente, con toda la oposición en contra y la prensa detrás, entre el estupor y la indignación: qué va, qué les fue a temblar. Derechito y firme, como felices alumnos que se saben la lección de memoria. No la van a saber.
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