De aquella generación invisible salieron brillantes delincuentes, salteadores de caminos, excelentes abogados, futbolistas, electricistas y mujeronas gordas adictas al sexo y al bollycao. Hubo quien se sentó en la ventana, miró al vacío y se volvió para dentro. Otros aparecieron muertos en alguna esquina y los más aparecieron vivos trabajando en oficinas bancarias. Algunos construyeron edificios y ganan ahora mucho más dinero del que podrán disfrutar nunca. De aquella generación invisible apenas hay rastro de los que colgaron los libros al sexto año para hacer cola en el servicio. De aquella generación invisible sólo sobreviven los sueños de las niñas rubias, las cartas escritas con humo, las mañanas sin recreo, las tardes sin merienda, los polis sin cacos y un puñado de versos saltando a la comba. Muchos sobrevolaron el colegio con la urgencia de una ambulancia y los tragó la heroína: a la otra mitad el desasosiego. Hubo más mitades repartidas entre la victoria y la derrota sin saber distinguirlo del todo. Sé que la mayoría son ahora dentistas de éxito, profesores universitarios de éxito, folladores de éxito, comunistas de éxito, abogados de éxito, pelotas de éxito, escritores de éxito, fracasados de éxito. Pero de aquella generación invisible han salido presos de conducta reprochable, ladrones a mano armada, yonquis de etiqueta negra y políticos corruptos. Unos han llegado a algo, otros no han llegado a nada, pero todos se han tenido que conformar con el tenue recuerdo de una sirena de colegio, el sostén de alguna profesora y la primera paja compartida. Hubo quien se dedicó a pegar y hubo quien se dedicó a recibir. Y hubo quien pagó y hubo quien cobró. No hubo listos en ningún bando. De aquella generación invisible han salido luces, sombras y lobos enormes y solitarios que sólo aúllan en los cumpleaños.
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4 comentarios:
Ponte fuera...
Colle o libriño e...
muchacho libra a boca
De aquel lugar salimos muchos ;)
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