(Un 12 de novembro de 1936 foron fusilados 10 pontevedreses, vítimas do fascismo, por defender a liberdade e a xustiza social: o comandante Ramiro Paz, o mestre Xermán Adrio, o avogado e ex gobernador civil Xosé Adrio, os médicos Amancio Caamaño, Luís Poza e Telmo Bernárdez, o capitán de asalto Xoán Rico, o profesor de instituto Paulo Novás, o industrial Benigno Rei e o escritor Vítor Casas)
Nunca me han gustado las fechas redondas ni las palabras excesivas: todo me viene grande, como a un niño el camisón de su abuela. Asisto a los aniversarios con el escepticismo de un santo. Con los años he aprendido que hay cosas que es mejor no saber. Cuando tenía que dar una mala noticia en casa, mi madre calcetaba más deprisa y aunque gritase no se oía más que el choque de las agujas en el salón. Es la sutilidad con la que una madre manda a la mierda al hijo, pero con cariño: calcetaba bufandas para el invierno. Pascal escribió: “Todo lo malo que me ha pasado en la vida ha sido por salir de casa”. Y ya tiende uno a recogerse entre la hojarasca de la banalidad, protegido del mundo por una insalvable muralla de falta de curiosidad que antes me reprochaba en silencio pero que ahora, visto ya el espectáculo, agradezco en grado sumo. Pero hay cosas, por fortuna, que permanecen imperturbables: el abuso de autoridad, el miedo, la violencia y la injusticia. Ante eso, retira uno la lana de las agujas y las clava despacio en el corazón del asesino: sin rencor, pero con el recuerdo vivo. Con ese título escribió precisamente Gonzalo Adrio en Pontevedra un libro hace algunos años. Hablaba de la Guerra Civil y de la victoria, que no la paz. Todo ese pensamiento uniforme que una de las dos Españas (la de entonces: la de ahora) quiere propagar no es más que un lavado de conciencia: no remuevan ustedes la tierra de los cementerios y dejen de buscar al padre, porque lo que ustedes están haciendo es fomentar el odio y reavivar fuegos [que a nosotros no nos convienen, pero esto se lo callan]. Muertos los hubo en los dos bandos, dicen: pero no eran el mismo, y hubo uno que terminó de matar en el 75. ¿Pasar página? Uno sólo pasa las páginas que le avergüenzan.
1 comentario:
Penso que se fixo un uso bastante interesado destas persoas... como "os martires de Pontevedra", non sei, coma se so fosen eles os unicos executados na Caeira...lembrar por exempro a Xoan Milleiro, do PSOE naquela, pero como el outros tantos que non teñen seu "12-N"...
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