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lunes, diciembre 18

El nunca o faría

Las profundidades televisivas en la madrugada del domingo tienen un vencedor por goleada: la TVG. Ni siquiera Risto Mejide, un producto dedicado a denunciar otros productos, en un ejercicio endogámico presidido por el Producto Máximo, Jesús Vázquez, le llega a la TVG a nada. Tampoco Punset, emperrado esta semana en que nos toquemos el dedo pulgar de la mano izquierda, colocada detrás de la cabeza, con el índice de la mano derecha, con el que previamente nos habíamos tocado la punta de la nariz (los catorce españoles que estábamos viendo el programa debimos dar una imagen lamentable, pero digna: más se perdió con Uri Geller).
Cuando todo esto pasaba, y no era poco, ya emitía la TVG Onda Curta, un programa pensado para difundir las excelencias audiovisuales del país. Hace un par de meses se estrenó O ladrón de bonecas, un corto de animación en plastilina de Fernando Cortizo: un pequeño cuento de apenas diez minutos con su particular trasfondo de horror que dejaba una rara sensación de inquietud. Y esta semana alcancé a ver, desde el principio (raro privilegio para quienes ejercemos sin piedad el zapping) El nunca o faría: un cortometraje de Javier Cea que tiene a Víctor Mosqueira (Mofa e Befa) de protagonista. El argumento es sencillo: una chica (Mar Sande) sale de trabajar y se encuentra en una esquina a un hombre desamparado y jadeante que, al recibir las caricias y el cariño de la muchacha, la persigue hasta despertar la ternura de ella. La chica lo adopta, lo mete en su casa, lo baña y lo saca a pasear atado a una corbata por los jardines de la ciudad.
Mosqueira, que tiene un registro gestual maravilloso y que a mí a ratos se me parece excepcionalmente a Luis Figo, lo borda en su papel de perro tierno en el que nos retratamos todos cuando en algún momento de nuestras vidas somos rescatados por la generosidad ajena. El cortometraje se limita a exponer la dificultad de una mujer al hacerse con un hombre. Una de las gracias más logradas de la película ocurre en la tienda de hombres. Allí, entre jaulas con niños, una dependienta (Isabel Martínez) atiende a la protagonista, desconcertada: “Nunca tiven a un home, e non sei qué come, ou qué lle pode gustar”. Lo primero que se le ofrece es una “perrecha mecánica”. La palabra “perrecha” tiene en la TVG connotaciones históricas. La “perrecha” es a la TVG lo que “Boys, boys, boys” a TVE. No se entiende la sexualidad de una generación sin el escote desbordado de Sabrina en la gloriosa Nochevieja del 88 y el pase de Asesinos Natos por la TVG en el 97. En la película, Juliette Lewis se sube al capó del coche, se levanta la falda y le dice a Woody Harrelson: “Cómeme a perrecha”. No hizo falta una palabra más. Ni siquiera un plano: ahí murió Magnum.
El cortometraje de Cea parte de una idea original y un planteamiento curioso que deja incluso alguna puerta abierta al aspecto filosófico sobre las relaciones entre mujeres y hombres, aunque hace falta ser muy optimista para emprender tan devastador camino. A mí me tuvo enganchado los quince minutos que dura no por Mosqueira, que lo hace muy bien, sino por una cuestión mucho más mundana: Mar Sande. He navegado por internet para acercarme tiernamente a ella y saber de qué planeta venía (“¡de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés!”, le gritaba Morales a Maradona), pero la aventura se vino abajo pronto: naufragué al primer revés de Google. No hay más datos de ella que su participación en El nunca o faría. Ni siquiera se desprende alguna pista sobre una belleza tan extraordinaria como singular. Pero la muchacha (su rostro mañana) es una temeridad, un misterio, un escándalo.

6 comentarios:

Mabalot dijo...

Qué desasosego; ¿onde hai unha foto de esa moza? Tes pinta de ter bo gusto.
Ah, que sepas, amiguete, que Magnum NUNCA murió, nunca nunca. Son imaginaciones tuyas.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Curioso símil de las relaciones personales. Creo que alguien ha sentido q lo trataban como un perro en algún momento de su vida y se ha creído eso de que lo q buscan las mujeres es domesticar a su pareja. Quién sabe. Habrá algunas que sí. Y habrá hombres que no se conformen con un plato de comida y una cama caliente. Eso espero!! De lo contrario, q vida más perra esta!

Volveré

Anónimo dijo...

Onde hai unha foto dela? Eso me gustaría saber a mí. Debió ser un sueño.

Anónimo dijo...

Agora si. De todas as salvaxadas que tes escrito, esta, sen dúbida, é a peor. Atópaslle un parecido a Víctor Mosqueira con Luis Figo! Con que drogas de deseño experimentas, rapaz?

Anónimo dijo...

Ai, Lulú, fáltache imaxinación... Que pouco cres nos parecidos. En canto á rapaza da que fala, ¿como era que se chamaba? Só falta que Almodóvar lea esta columna e consagre a esta descoñecida actriz no olimpo das penélopes...

Anónimo dijo...

De tan buena que está la tía hasta la interpretación de Mosqueira (registros: paleto de pueblo o profe de 'Un paso adelante') te deslumbró. No se parece a Luis Figo salvo en el hecho de que ambos tienen que depilarse el entrecejo todos los días.

Por cierto, la palabra "perrecha" tiene su momento cumbre en la Telegaita con la película 'Abierto hasta el amanecer'. El tipo que está a la entrada del lupanar dice aquello de "perrechas pequenas, perrechas húmidas,..." (y para todos los gustos). Creo que el cielo autonómico se alcanzó con la palabra "crica"