Zapatero se dio un baño de realidad, dicen los más optimistas: por culpa de un café. La derecha habla por boca de Rajoy: a él le cuesta “dos euros” (es lo que tiene frecuentar el Club de Campo). La izquierda coincide en alabar la cintura del presidente: ni siquiera le tembló la voz, dice la infantería. Y el sagaz ciudadano que deslizó la pregunta, el héroe moderno del que hoy habla todo el mundo en Crispitistán, resolvió con contundencia en el plató: los ochenta céntimos son de la época del “abuelo Patxi”, que es como se le conoce en el País Vasco a Francisco Franco, caudillo cafetero. En la campaña de las generales hubo un test muy ingenioso a los dos candidatos en el que se les preguntaba qué periódico leían (Zapatero dijo El País y Rajoy, para pasmo de Sánchez-Dragó, estuvo más listo: Marca) y cuánto dinero llevaban en aquel momento en el bolsillo, que es una pregunta que le vendría al pelo al alcalde de Ortigueira. El periodismo, incluso el aguerrido periodismo ciudadano, siempre gusta de medir la cercanía del poder con la realidad mediante estos pequeños bocados mediáticos. El poder no pone una lavadora, no pasa la aspiradora ni friega los cacharros, pero invita a cafés, o se acerca. Por eso la noticia va de los ochenta céntimos, que al parecer no son tales, la contestación del nieto de Patxi y la avalancha pegajosa de anécdotas, titulares y reacciones: un hostelero de Antequera, por ejemplo, rebajó ayer el precio del pocillo en homenaje al presidente. Mejor hubiera sido que le preguntasen cuánto vale un piso, y en su bendita ingenuidad contestase Zapatero que quince millones, aproximadamente, de las antiguas pesetas del abuelo Patxi. Y se animasen nuestras constructoras a hacerle un generoso guiño al destino, levantando un poco la hipoteca de Damocles. Pero he aquí la ardiente duda: visto el éxito de la pregunta / réplica del ciudadano, ¿por qué no se animaron los demás a vapulear a Zapatero?
-Señor presidente, ¿sabe usted a cuánto está el gramo del perico?
-Treinta euros.
-Ya, eso era en tiempos del abuelo Sito.
Dijo por fin el periodista Lorenzo Milá (¿por qué no condujo el programa su bendita hermana?) que le había decepcionado la poca cercanía de Zapatero con la gente, que luego fue resolviendo. La diferencia entre Zapatero y el pueblo era escasa, aproximadamente veinte céntimos. Lo que pasa es que dentro de dos semanas irá Rajoy al programa, y a él los cafés le cuestan dos euros: o llenan el plató de socios del Club de Campo, o a Rajoy le pasa la ciudadanía por debajo, que es mucho peor que que te pase por encima.
3 comentarios:
Completamente de acuerdo Jabo.
Lo que me pareció más increíble es que se le diera tanto bombo y platillo a esta estupidez. Pues sí. En la mayor parte de los bares que frecuento, el café no vale más de un euro (que no es poco...).
Algún intrépido preguntará ahora a Rajuel lo que cuesta un tinte para el pelo? Me encantaría ver su reacción. Seguramente irá preparado, chuleta en mano a la antigua usanza -con boli bic-, con la lista de la compra y sus precios...
Y mi más sincera enhorabuena a La Voz por el reportaje de investigación: "Hallemos el café más barato de Galicia". Qué incautos! Te imaginas lo solicitado que estará el bar que se haya llevado el preciado galardón a partir de ahora? (tendrán que irse todos los vigueses a la Citröen, por lo que he leído...jaja)
Menos mal que me quedan las máquinas de la Uni... Por 20 céntimos un café, sin gotas, pero al fin y al cabo un café...
Fin
No conocía tu bitácora hasta hoy, que entré al leer un comentario tuyo en Im-Pulso. Sobre tu comentario sobre la multientrevista a Zapatero, enhorabuena. Un saludo.
Magnífico artigo, Jabois. Magnífico.
Prezado Conde-Duque, se mo permite, gustaríame precisarlle unha cousa. Eu non desprezo en absoluto os artigos nos que o 'xefe' pretende resultar gracioso porque si como tampouco o fago con eses outros nos que fai gala da súa maestría manexando a prosa poética. Disfrútoos a maioría das veces. Pero non tanto como outros. Por exemplo, este. 'Reality bites' paréceme un dos mellores artigos desta semana, xa non de Jabois, senón de todos cantos lin na prensa española. Xa ve, cada un é cada un. Lembra ese outro texto das anécdotas do supermercado que tan entusiastas comentarios conseguíu? A min non me fixo gracia. Este si. Moita. Por suposto que o humor pode ser crítico. Cando non??? A mellor forma de enfrontarse ao que sucede é con sentido do humor. Despois hai que ter os suficientes talento e intelixencia para facelo con gracia. Como Jabois.
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