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martes, octubre 28

Pontevedra 1936: la vida en directo

La Vanguardia acaba de concluir un trabajo inmenso y feliz. Es el espectáculo de la Historia narrada en tiempo real porque La Vanguardia ha digitalizado todo su archivo: 127 años contados desde 1881 hasta hoy. Basta escribir las palabras claves y el buscador las rastrea hasta el siglo XIX, ofreciendo el destino de personajes ilustres en su momento decisivo. El domingo 13 de septiembre de 1936 éstas son, por ejemplo, las noticias de la página 10: "Se encargó de la base aérea de Marín el capitán de aviación, retirado, Aguirre. Los aviones facciosos volaban sobre los refugios de los leales, bombardeándolos. En Pontevedra el Ayuntamiento se sostuvo largo rato, defendiéndose con armas cogidas a los rebeldes. Entre los detenidos en el Ayuntamiento de Pontevedra figuran el diputado socialista Pampín y el líder galleguista Alejandro Bóveda. (...) Se cree que Alonso Ríos está herido. El diputado socialista Seoane está detenido en Vigo, lo mismo que el señor Poza, de Unión Republicana". Tres días después se da cuenta del destino del alcalde de Vilagarcía, Elpidio Villaverde: su huida a Portugal y su llegada a Madrid, donde "pedirá armas para ir a defender y salvar la República". Acabaría en el exilio de Buenos Aires, acompañando a Castelao, Suárez Picallo y Alonso Ríos en la fundación del Consello de Galiza. Repasar los años de la Guerra Civil a través de un periódico es como seguirla en directo: es el ténebre placer de la actualidad contada con la tensión del periodismo, sin el sonajero de los soldados de Salamina y verbosas novelas al respecto. En agosto de 1938 Maruja Mallo escribe un artículo que titula ‘Relato veraz de la realidad de Galicia’. En él se cuenta el saqueo de dinero -Bustelo Bustelo, médico de Vigo (ejecutado), y Víctor Lif, director de Prisiones de Pontevedra (encarcelado)-, a presos republicanos a los que hacían creer condenados a muerte para que entregasen todas sus posesiones. También escribe Mallo sobre ciertos rifirrafes: "Núñez, fascista, cuya propiedad reside cerca de Pontevedra, había emplazado una ametralladora en la azotea de su casa, y desde allí ametrallaba a los trabajadores el día de la rebelión. Los trabajadores incendiaron el hogar particular de Núñez, pereciendo éste. Su hijo, falangista, juró vengar la muerte de su padre. Llegó a matar a sesenta". Y el jueves 15 de diciembre de 1938, en la muy noble página tres, La Vanguardia anuncia en una columna: ‘Un médico septuagenario muere en la cárcel de Pontevedra’, con el subtítulo: ‘Antes habían sido fusilados un hijo del mártir y su yerno’. Era Celestino Poza. "Los facciosos le encarcelaron al producirse la sublevación y a pesar de su edad avanzada, unos 70 años, lo tuvieron preso en el lazareto de San Simón (...)". Estaba emparentado con los Adrio, víctimas Germán y José de los fusilamientos del 12-N. Las referencias a la Pontevedra del siglo XIX son muchas, más alegres y se contarán mañana: de aquí eran Montero Ríos o Portela Valladares, grandes personajes de la época, y los Reyes (María Cristina y su adolescente hijo Alfonso XIII) visitaron la ciudad, y escucharon misa en Santa María, el 30 de agosto de 1900.

7 comentarios:

conde-duque dijo...

Es muy bueno el archivo de La Vanguardia. He estado curioseando un rato.
Por cierto, alguno de los enlaces de tu artículo están mal puestos, ¿no?
Un abrazo.
PD: ¿Te acuerdas de ese artículo que te decímo que tenías que ecribir sobre los frikis pontevedreses? Pues mira, acabo de encontrar esto de casualidad:

"Homo pontevedresis
Cerca está ya el día de mi vuelta a Barcelona, así que no quería irme sin dedicarle unas palabritas a mi ciudad natal, mi chiripitifláutica ciudad (gracias Gabbo por este epíteto tan acertado).
Pues a lo que iba. Allá donde yo nací, hace hoy (sí, hoy) 24 añitos, el número de desequilibrados por kilómetro cuadrado es muy elevado, teniendo en cuenta que somos un pueblo grande. La gente los conoce por su nombre, habla con ellos, huye de algunos e incluso los hay que protagonizan las portadas del periódico local (bueno, no quiero extenderme, pero el Diario de Pontevedra merecería una entrada aparte). Los hay más entrañables, más misteriosos, más graciosos. Voy a hablaros de unos cuantos que me vienen a la cabeza ahora mismo.
La pandilla de la Plaza de Galicia: éste era su lugar de reunión hace unos años, pero como han podado toda la maleza que poblaba la plaza y han quedado al descubierto se han ido dispersando por la ciudad. Cuando yo iba al instituto siempre me paraba un rato allí con mi ex novio para ver de que estaban discutiendo o que estaban tramando. Allí siempre estaba Ricardo (también llamado Calitró), un pobre alcohólico con una jeringuilla muy poco sutil tatuada en el brazo y que le faltan los dedos al que lo que más le gustaba en el mundo era bailar “la Ventanita del amor”. Allí también estaba siempre Isabel, que era puta y para más inri coja, y que siempre hacía de mediadora en los conflictos de la plaza.
Otro personaje célebre era El Yeti. Digo era porque murió este año, y su muerte ocupó la portada del citado diario. El Yeti era alto como un pino y daba un poco de miedito, pero yo le gustaba bastante porque me decía cosas como “con ese cuerpecito de mierda llegarás lejos”, preciosos piropos como podeis ver, y me leía la mano y todo era fantástico. El Yeti frecuentaba todos los antros de moda, recuerdo una vez que lo encontré meando en el lavabo de un bar, supongo que harto ya de hacer cola. Y otra vez en la que teniendo yo un sarpullido de los míos (esos tan frecuentes últimamente) me aconsejó sabiamente que le echara lejía. Cómo era el Yeti.
Richi era otro borrachín al que llamábamos así por su parecido con Ricardo, pues nunca supimos su nombre. A él le debemos habernos aprendido grandes éxitos de la canción como “Ay quién maneja mi barca, ¡quien!” (poniendo mucho énfasis en ¡quien!, claro) y “Cocinero, cocinero… enciéndeme la candela, y prepara con esmero, un arroz con habichuelas”, mi favorita. Richi siempre aparecía por el campillo y siempre estaba dando traspiés. Se acercaba y lo primero que hacía era ponernos un nombre a cada uno… “Tú Isabel Pantoja, tú Estrellita Castro, tú Marlon Brando…”. Recuerdo una vez que Los Malotes del campillo (Los Malotes son otra institución en mi ciudad) lo retaron a beberse una botella de vino en dos tragos, ¡y vaya si lo consiguió! Menudo era. Pues Richi en uno de estos traspiés, se cayó por las escaleras del campillo y nunca más volvió, aunque se rumorea que está en la Clínica Marescot, que es un poco para enfermos terminales, no supimos nada más y preferimos pensar que está allí cantándole a sus compañeros de enfermedad y no que se descalabró por las escaleras.
Volviendo a las putingas, La Caramono es la más conocida de Pontevedra. Y la más fea del mundo, de ahí su apodo. Es vieja, fea, y mala. Y toda la vida la recuerdo igual. Me acuerdo que siendo bien pequeña, jugando a los globos de agua, se me rompió uno delante de La Caramono, y ésta me dijo, con su mirada más temible “eso te pasa por mirarme”. La Caramono daba mucho juego, sobre cuánto cobraría. Estuvo desaparecida un tiempo, pero alguien dijo hace poco que andaba por ahí, exactamente como siempre.
El protegido de mi madre era un chico q siempre pedía en la misma esquina, siempre con su abrigo negro, siempre encorvadito, con cara de buen chaval. A mi madre le enternecía un montón y lo tenía como su protegido, pero creemos que ella y mucha gente más, porque el chaval sin decir ni pío, se hacía querer. Dejo de ser el protegido de mi madre el día q lo vimos hablar por un móvil. A ese también hace tiempo que no le veo el pelo, y ahora mi madre se busca protegidos temporales, como aquel al que le compró un croissant y se lo hizo cambiar por un bollo de leche.
Muerto en Vida llegó a nosotros una noche, gritando como un descosido y medio desequilibrado, con los ojos maquillados y contándonos su triste historia de amor. Muerto en Vida contaba que había estado muerto clínicamente y que había resucitado, de ahí su nombre, sutiles q somos. Era poeta, y conquistó a algunas de mis amigas, con quienes mantuvo una amistad hasta su trágico final.
Draculín es el personaje más célebre de Pontevedra. Quizá lo conozcais porque sus apariciones en programas de televisión fueron frecuentes, incluído “Sorpresa, Sorpresa”. Como su nombre indica es un vampiro, que bebe sangre y siempre va muy elegantemente vestido de negro, con capa y bastón, y las noches de martes y trece hace algún numerito nocturno. Draculín era bastante respetado como personaje hasta su incursión en el mundo de la música, algo que tuve la oportunidad de escuchar en primicia porque grabó un disco en el estudio de mi ex novio. Su gran éxito se llamaba “Clávame la estaca, Paca”. Sí, sí, como lo oís. Y un coro de vampiresas lo acompañaba cantando “cuando me la vuelves a clavar”. Muy fuerte. Creo que este hit no pasó de la televisión de Galicia, pero oye.
La Mona Lisa era una desequilibrada profesora de arte que no sé muy bien porque protestaba pero acompañaba su protesta con un cuadro de la Gioconda con el que nos persiguió amenazando con partírnoslo en la cabeza al sentirse molesta con nuestras curiosas preguntas infantiles. Me encantaba esta mujer, con sus enormes gafas de pasta y su gorro a juego con el abrigo. Pero que malas pulgas, por dieux.
La Dama de las Camelias es una vieja señora, también llamada la Duquesa de Alba, que viste a la manera decimonónica o más para atrás, si me descuido, con vestidos color pastel, llenos de volantes, puntillas y florituras, pamela a juego, sombrilla de encaje, enormes gafas y preciosos zapatitos. Se dice que era profesora de latín, o de literatura, pero no sé porque le dio un pallá. Es inofensiva y provoca una sonrisa a su paso.
Y seguro que me olvido de un ciento de personajes. Lo mejor de todo es que al parecer en las rutas turíticas por la ciudad, tienen un apartado propio y todo, con lo que los turistas están muy pendientes durante todo el paseo a ver si al doblar una esquina, aparece alguno de ellos. ¡Si es que estamos muy orgullosos de nuestra fauna autóctona!"

conde-duque dijo...

"decíamos..." "escribir" (léase en PD)

M. dijo...

Jajaja, qué superpontevedrés! Veo que además en ese blog hay un enlace a otro blog, que es el de Poo (lo mejor que me pasó en la vida desde 90210, pero de largo). Bueno, leo el texto con calma, que le eché sólo una mirada por encima. La Caramono, qué mítica!

Sí estaban mal los enlaces, ya lo he corregido. El archivo de La Vanguardia, en efecto, es lo mejor que me pasó en la vida después del blog de Poo. Me estoy dejando las pestañas por las noches mirando esto y aquello. Pasaron demasiadas cosas, querido, desde 1881 hasta aquí. Y qué ardor republicano había hasta la "liberación de Barcelona"! Y qué ardor vino después!

Un abrazo, y gracias por el texto.

yaya dijo...

Jo manuel no sabes cuánto e agradezco ese enlace. Ni me habría enterado. Está genial el archivo de La Vanguardia.

Anónimo dijo...

Ale, linda mariposilla, cuán chú.
Me sonrojo, m. sabes que yo también te adoro y te admiro. Ale, a dormir.
Por cierto, soy POO.

M. dijo...

Poo!

Cosmonata dijo...

No sé si me hace mucha gracia que me hagan copy&paste. Para algo están los links!