Hace años, cuando un amigo acordó vender un piso cobrando una parte en negro, le preguntaron si ese dinero lo quería en un cheque. Negó con la cabeza y dijo, frotando el pulgar con el índice: “As pesetiñas”. Es una filosofía que aprecio porque también a mí me gusta tocar y soy de los que cree que el papel se restringe al baño y a la lectura. Cocteau dijo que en la audacia el tacto es saber hasta dónde se puede ir demasiado lejos y Valery que la sintaxis era una cuestión moral. En una carta dirigida a Ánxela Bugallo, David Cal arrasó Francia entera y descargó su ira con dos violentas palabras: “Querida Ánxela”. Los derechos de explotación política de Cal son de la Deputación de Pontevedra por un principio de supervivencia: las pesetiñas. No presta su imagen por ser de derechas porque es palista, ideología de repercusión exacta al comunismo. Su carta, naturalmente, ha sido escrita con el remo: tutea a una persona con la que dice no haber tenido relación y ríe a cuenta de los mojitos de Cuba, como si aquellos días en los que estuvimos sin intelectuales a merced de los ‘steiners’ fuesen una broma. Le faltó finezza, que es lo que le sobraba a aquel paisano suyo al que reprocharon casarse con una mujer que se había acostado con medio Cangas. “Medio Cangas, medio Cangas... ¡Ni que Cangas fuera Nueva York!”.
lunes, septiembre 15
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
"A vaquiña polo que vale" din os vellos. A utilización que fan deste rapaz na diputación é de manual pero é sinon houbese gañado a medalla ¿cal sería o seu futuro?
Bueno, justa vería yo su ira si no hubiera visto un céntimo de los ciento y pico mil que dicen que se han gastado en él. (Aquí lo que cabría sería el cuento de la gallinita que encuentra un grano de trigo)
Bueno, justa vería yo su ira si no hubiera visto un céntimo de los ciento y pico mil que dicen que se han gastado en él. (Aquí lo que cabría sería el cuento de la gallinita que encuentra un grano de trigo)
Cuando salió la noticia en la prensa estatal (he leído en el Sport, que Bojan debutó con la selección estatal) pensé: M escribirá sobre esto. Lo estaba esperando. La cuestión es demostrar quién miente. Y otro asunto sería saber si tiene alguna consecuencia mentir en el parlamento. Esta última es retórica.
Supone uno que el dinero está concedido, que no ingresado. Así que si tardan los agricultores años en ver las pesetiñas de los daños de los jabalíes, podrá esperar algunos meses David Cal. Por lo demás, yerra el deportista cuando acusa a Bugallo de mentarle a la mínima: la declaración parlamentaria de la conselleira sobre los 106.000 euros fue como consecuencia de una pregunta del PP. Tampoco iba a contestar: "Yo de este chico no hablo, que se me enfada". Que Cal no fue nunca el deportista favorito de la Xunta es obvio. Tampoco les gusta mucho Alfredo Conde. Están los nuestros y los que no: nada que no hayamos visto nunca.
Publicar un comentario