Uno de los momentos más felices de Desmontando a Harry es el encuentro de Woody Allen con una pilingui a la que le pregunta por qué se dedica a eso. “¿Y qué quieres que sea? ¿Camarera?”, contesta ella. Allen da un respingo: “¡Joder, todas las putas con las que me acuesto me dicen que es mejor que trabajar de camarera! Currar de camarera debe de ser el peor trabajo del mundo”. Cuando llega al infierno le dice al diablo: “He engañado a todas mis mujeres y ninguna se lo merecía, me acuesto con putas, bebo demasiado, y tomo pastillas y miento y soy vanidoso y cobarde y propenso a la violencia. Una vez casi atropello a un crítico literario pero el coche derrapó en el último momento.”. “¿Te lo has hecho con dos mujeres?”. “¡Claro!, y te diré otra cosa, no me importó si era explotación, y otra cosa más, eran hermanas, dos hermanas rubias de alto standing”. “¿Las gemelas Sherman?”. “¡Sí! Las gemelas Sherman, ¿las conoces?”. “¡Están aquí!” (…) “¿Te has tirado a alguna ciega?”. “No, ¿y tú?”. “Uuuuuh... son muy agradecidas. ¿Quieres una copa?”. “Eres un demonio...”. Sobre prostitutas yo cuento mucho la anécdota de Chesterton. Estaba una cena de alta sociedad y, en la relajación de la sobremesa, le dice a una duquesa: “¿Se acostaría con alguien por un millón de libras?”. “¡Supongo que lo pensaría!”. Dejó pasar media hora, y se dirigió de nuevo a ella: “Le doy tres libras si se viene conmigo a la cama”. “¡Usted quién se ha creído que soy!”, contestó ofendida. “Eso ya quedó claro", dijo él serenamente, "lo que hay que hacer ahora es discutir el precio”. Cuando la profesional, en fin, le pasa la tarifa a Allen, él saca un fajo de billetes. “¿Cómo andas con tanto dinero encima?”, pregunta sorprendida. “Siempre llevo suelto para putas”.
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2 comentarios:
Estás sembrado, don Woody.
Gracias, Conde, por éste y el anterior. Esta película está repleta de momentos buenísimos. Como cuando se encuentran Woody Allen y su novia con Billy Crystal en unos grandes almacenes. Suelta el diablo un sermón de aventurero seductor ante la incomodidad de Allen, y luego les dice: "¿Por qué no venís a pasar un fin de semana a mi casa de campo". "Bueno, bueno: no nos pongamos histéricos"
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