Me he trasladado! Redireccionando...

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jueves, marzo 27

Sobral en la diana

Hace unas semanas Luciano Sobral se acercó a una redactora de este periódico y le preguntó: "¿Tú qué crees?, ¿cómo va acabar esto?". Mal asunto cuando no es el periodista el que pregunta. Lo que reflejaba Sobral entonces era el aviso del rostro que pasea hoy en prensa: la desolación de un hombre superado por las circunstancias, y donde pone circunstancias pueden poner ustedes con toda tranquilidad racismo, digan lo que digan los jeremías.

Al alcalde de Poio no lo tradujo entonces la redactora, o no con la severidad con que debería. Sobral le pedía hasta consejo, tan desbordado estaba, y se interesaba ya por su salud, por si el periodismo, tan estupendo a veces, estaba al tanto de la catástrofe: "¿Tú qué crees?, ¿me van a romper la cara estos animales o sólo me van a rajar el coche?". De momento le rajaron el coche y le pincharon las ruedas: si se trataba de joder, un mecánico de McLaren hubiera sido más sutil. Uno de los innumerables problemas del conflicto de los realojos gitanos es que hace tiempo que no caben sutilezas, algo frecuente cuando ni siquiera hay sentido común. Así la Xunta promete poblados provisionales para los gitanos pero ni se plantea montar cuadras para encerrar al brioso ganado que asaltó, sin pastor ni concierto, el pleno del martes en Poio.

Desde siempre, desde que la droga es droga y el dinero dinero, el mercado de la coca y el caballo está en Monte Porreiro, en el Vao, en Pontevedra y en la calle de usted, a poco que se fije. Si tres familias en un barrio de siete mil personas convierten el lugar en un pozo de heroína, niños detrás de una gallina, delincuencia y gordos con pescata en sudadera y oro rascando una guitarra entonces a esas familias lo que hay que hacerles es una película. Como no caben sutilezas, y anda la cosa embargada de emociones, vino Quintana a la ciudad a decir que esas familias abandonaron Monte Porreiro por "vontade propia", como si hubiesen flipado con el agua caliente y saliesen corriendo monte arriba después de abrir un grifo. Entre medias circula un iluminado empachado de sí mismo arrendando quinientos gitanos para la defensa del alcalde y un colectivo vecinal irresponsable alimentando una histeria insólita de tiempos olvidados que los está llevando de cabeza a los telediarios. La cuenta de esta grotesca comedia la paga Luciano Sobral, lo que bien mirado es una salvajada digna de tal miseria.

miércoles, marzo 26

Nacionales todos

Hoy que en tantos sitios prolifera lo nacional (premios nacionales ya en Galicia, manifestación nacional de Normalización Lingüística, he leído, y realidades -sobre todo realidades- por doquier) hay que recordar que en España lo único nacional, por obra y gracia de Berlanga y Azcona, es la escopeta. La escopeta entendida como fina metáfora del cotarro nacional: el arribismo, lo esponjoso de los principios, la querencia por la pela, el supersticioso abismo de lo religioso y la carne joven de las mozuelas. Hoy aquí siguen pegando tiros los mismos, del Rey para abajo (o para arriba, según el día), y en ese gazpacho de intereses se hila la cosa del negocio y se recrea, en vibrante escenificación montaraz, lo que luego ha de representarse en la moqueta. Cuando todavía se estilaba aquello del destino en lo universal, con el cadáver tibio del Caudillo reposando en los hogares de bien, Azcona escribió el presente español desmitificándolo sutilmente: una casa de putas. Murió ayer a los 81 años y se puso de luto la cultura. A su altura, en la escena, Fernán Gómez. Y aún vivo, director de ellos, Berlanga. Pude haber pensado en El verdugo, gran obra maestra del siglo, y en las arcadas de Nino Manfredi, que eran las arcadas que Azcona y Berlanga dedicaban a Franco, pero pensé en La escopeta nacional, más liviana y cachonda, más gráfica y aun cruel. En Saza pensé, y de paso en Barbara Rey, joven rubísima, cuando su apellido empezaba a evocar su encopetado destino. De Berlanga, por cierto, contó una mujer que quiso conocerlo y le advirtieron que a veces el maestro hacía cosas impropias porque estaba mayor. Se presentó él "regio y elegante", y mientras a ella le buscaban una silla Berlanga echó mano de su nalga y la mantuvo apretándosela. Fue rápido un amigo a disculparse a la dama, que le dijo que era un honor, y allí estuvo la mano, sosteniendo el culo, hasta que apareció una silla. Si la escena la escribió Azcona, con el guionista se fue el secreto.

martes, marzo 25

Primavera

En un apasionado arranque cursi, en los que de vez en cuando caía el infatigable Neruda, dijo el poeta que podrán cortar las flores pero no detener la primavera. La última vez que leí la frase estaba impresa en Pamplona en un panfleto repartido por los batasunos, un día después del asesinato en Leitza de un concejal de UPN: protestaban contra la dispersión no de la vida, sino de los presos. Como medida de protesta muchos jóvenes dejaron de consumir drogas y el Ayuntamiento suspendió el Ay de mí cuando nunca había de tener el canto mayor sentido. Volvimos a Sanfermines al año siguiente, pero ya no nos acercamos a los toros: los de entonces no éramos los mismos, y tampoco nuestras borracheras. No corría la primavera sino el verano, y además el verano de 2001: el verano de nuestros 23 años. Ahora la primavera lleva varios días detenida en Pontevedra aunque persista, desmayadamente, el blanco florecimiento de los cerezos salvajes en la Verdura. Los azotes del viento, casi sexuales, hacen llover sobre los bancos las hojas como si se celebrasen bodas. Días antes de Semana Santa salió el sol, y bajaba la carretera de Vilagarcía uno de nuestros célebres yonquis al Vao. Me lo crucé yo volviendo de Santiago, en esa lenta caravana de coches que rodea el parque de bomberos. Caminaba al sol el yonqui comiendo un bocadillo y saludando con una enorme sonrisa a los coches. Normalmente la gente va al Vao deshecha, a zancadas sudorosas, y vuelve entera, en su extasiante felicidad ya caducada, por eso ante aquella visión casi mágica a punto estuve de bajar del coche a pegarle un abrazo. Volvía de entrevistar a un científico candidato al Nobel con tratamiento de Sir, y la alegre visión del yonqui, probablemente del único yonqui del mundo que va al Vao más feliz de lo que regresa, me devolvió a la vida: sólo en esos tratamientos de choque, cuando se tocan en el espacio de una hora los dos extremos de la cuerda, descubre uno de qué mundo está más cerca. Por fin uno de estos días me acerqué a Sanxenxo a pasar lista en Festiñanzo: la eterna primavera de la costa. Donde antes había un bosque sembrado de pinos y eucaliptos ahora hay movimientos de tierras porque el Concello está creando un paraje natural accesible al hombre similar al que veníamos de ver en Gijón: monte y césped con vistas extraordinarias y bancos de madera por los que pasear a pocos metros del mar. O eso, o cómo convertir un pueblo en mierda.

domingo, marzo 23

El salto de John Balan

Sin posibilidad de resurrección, en estos días de tambores y capirotes se nos ha ido John Balan. Hace un año me escribió cálidas palabras sobre él un amigo de su parroquia, emigrado y hoy visitante ocasional, por cuestiones de afectos y memoria: "Conozco a Balan desde hace más de cuarenta años y he tenido la suerte de verle interpretar solo, de espaldas a una puerta, en el mejor momento de su carrera, que es cuando actuaba por los bares de Marín y Pontevedra. Su amor por el Oeste americano le llevó a asaltar un tren con dos pistolas de juguete y un sombrero tejano, de forma tan realista que hasta el fogonero y el conductor frenaron en seco y acto seguido levantaron los brazos en señal de rendición. Fue detenido y puesto inmediatamente en libertad porque se demostró que todo era una coña. Vivió en su mente el cuento de Alicia en el país de las maravillas: una Arcadia feliz. No conozco a nadie que le quiera mal ni sé de nadie a quien le haya hecho daño conscientemente". Con su adiós empieza la leyenda que ha de contarse sobre Manuel Outeda, el hombre orquesta de Seixo que recreó en las tascas la esencia del Oeste y sus viejos cowboys. En su obituario de El País sobre José Comas, un periodista excepcional tumbado ayer por el cáncer, Guillermo Altares cita una frase afilada de Simone de Beavouir: "La muerte como tal no me asusta: tengo miedo del salto". Nuestro Balan desenfundó más rápido: la muerte, dijo, es inoxidable.

sábado, marzo 22

Descanse en paz

El gran comentario de Erasmo en este blog sobre Balan:

"Balan es un personaje único, con un don para hacer reír y entretener a la gente como pocos he visto en mi vida. Conozco a Balan desde hace más de cuarenta años y he tenido la suerte de verle interpretar solo, de espaldas a una puerta, en el mejor momento de su carrera, que es cuando actuaba por los bares de Marín y Pontevedra (nació en la parroquia de Seixo). Fue un auténtico hombre orquesta y así se lo reconocieron algunos representantes artísticos, que le contrataron para numerosas galas por toda España. El problema de Balan, o la virtud, que nunca se sabe, es que el dinero y la fama siempre le importaron un carajo y su carrera se fue disolviendo como un azucarillo porque nunca, o muy pocas veces, cumplía sus contratos. Cuando se hartaba cogía el tren y volvía a su casa, dejando con el culo al aire a su representante, empresarios y público. Conoció a muchos artistas y empresarios del espectáculo de su época y si él quisiera podría haber sido un fenómeno de masas. Pero le faltaba carisma y ambición sana. Se apalancó en su terruño y de ahí no había quien le sacara. Su amor por el viejo Oeste americano le llevó a asaltar un tren con dos pistolas de juguete y un sombrero tejano, de forma tan realista que hasta el fogonero y el conductor frenaron en seco y acto seguido levantaron los brazos en señal de rendición. Fue detenido por la guardia civil y puesto inmediatamente en libertad porque se demostró que todo era una coña. Ya por entonces era un personaje muy popular.

Balan se retaba muchas veces a sí mismo en sus años mozos haciendo carreras con el coche de línea entre Seixo y Marín. Ganaba muchas veces. Alguien le regaló un uniforme de la marina mercante y en ocasiones se le podía ver por los bares chapurreando el inglés y emulando a un mariner de la Navy yanqui. En más de una ocasión compartí conversaciones con él en el idioma de Shakespeare y nunca perdió la sonrisa en su cara. Fue y es, porque creo que aún vive (¿me lo pueden confirmar, por favor?), un excelente ser humano. Su única frustración es no haber nacido en los USA y actuar con el legendario John Wayne en alguna película de Ford. Hubiera sido plenamente feliz. Aunque feliz siempre vivió. No conozco a nadie que le quiera mal ni sé de nadie a quien le haya hecho daño conscientemente.

Somos víctimas de una curiosa confusión que nos lleva a pensar que ser grandes tiene algo que ver con ser inteligente. La grandeza es una cualidad indescriptible, pero palpable y muy familiar, referida a la talla de la personalidad, a la lealtad, dotada de un fuerte sabor y de una forma de expresión sencilla y natural. Igual que un gran escritor descuella sobre otro pequeño, el gran estúpido descuella sobre el pequeño. Todos hemos conocido a gente de nuestro propio círculo a la que los intelectuales tildarían de descerebrada, pero cuya presencia es como un fuego ardiente, un estar bien, a gusto, que lo cambia todo. Esos son grandes hombres, hay miles de ellos en el mundo, millones quizás. No deberíamos buscar a los grandes en las, a veces, frías cumbres de la inteligencia, donde las celebridades parecen creerse importantes.

Su debilidad no fue ser anticuado o moderno, sino ser él mismo y no estar a la moda. Yo diría que le faltaba un hervor, pero no me cabe duda de que vivió en su mente el cuento de Alicia en el país de las maravillas o, si quieren, una especie de Arcadia feliz. Si tuviera que compararlo a alguien diría que fue el Quijote pontevedrés. Y eso ya es decir mucho".

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Un artículo excepcional de Julio Santos Pena en Faro de Vigo:

"Le veía llegar descalzo por la calle Secundino Lorenzo y se metía en el bajo de mi propia casa donde mi madre, profesora de corte, enseñaba costura y confección a un no pequeño grupo de jóvenes entre las que John Balan tenía un reconocido amor a quien pretendía deslumbrar con sus cosas. Balan se colocaba en el fondo del taller buscando el vértice del ángulo de visión para todas las chicas presentes e iniciaba su actuación, bolero va, bolero viene, apoyado en la mesa de madera que le servía de precisa batería para sus redobles de dáctil tambor. De repente Manuel se convertía en un triple actor de cine; mudaba el gesto cuando era un peligroso gángster y lo reconvertía cuando, tras darse la vuelta, era la víctima propiciatoria a punto de recibir un par de balas del imaginario revólver de su oponente. En medio, era una mujer desconsolada que trataba de poner paz entre ambos personajes casi siempre sin conseguirlo porque al final, el malo apretaba el gatillo un par de veces y la víctima, el bueno, se desplomaba contra la pared sin remedio. Mi madre se desesperaba porque cada muerte suponía un nuevo desplome del cemento de la salitrosa pared, pero sufría en silencio porque la película siempre resultaba espectacular.

Una tarde entró Balan llorando en el taller y las chavalas dejaron de respirar al ver a aquel mocetón capaz de rendir al bandido más espeluznante con lágrimas en los ojos. Mi madre, que por entonces ya le trataba como alguien propio, quiso saber la razón de aquel desconsuelo y Balan le explicó que se había puesto detrás de la patrulla de militares que andaba por las calles en formación y con correaje, y, pitando como el autobús de línea, descompuso la formación al asustar a los marineros, que pensaban que el falso autobús se les venía encima. El sargento del bigote al uso de los tiempos del franquismo le ordenó ponerse ante él y le atizó la bofetada más humillante que pueda soportar un hombre y con ella se derrumbó el duro gángster y el valiente vaquero de todos los días.

John Balan, genio y figura, llegó lejos con el paso de los años y mucho más lejos podría haber llegado si su espíritu bohemio se lo hubiese permitido o si no se hubiesen aprovechado de él los eternos intermediarios que en el mundo del espectáculo comen la carne y dejan los huesos.

Marín, su parroquia de Seixo, y toda una generación echaremos de menos a Balan. Descanse en paz".

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Más:

Eduardo Chamorro

Lara Varela

Entrevista de Susana Regueira

Anxel Vence

¿Muchachada?

Caderno da lingua

Y mi preferida, con su último comentario incorporado:

Opaco

martes, marzo 18

Drogas

Achego correo de X. dende a primeira liña da fronte. Escoito ata os asubíos das balas. “Ai, os meus caros amigos. Se confiásedes máis na vida, lanzariádesvos menos ao instante. Era así? E eu síntome esgotado desta fuxida. Quen se atreve de nós a dicir que non é dono do seu destino? E quen o é? Non vexo como seguir a este ritmo. Agora que está tan de moda o de ‘sostíbel’, isto non o é. Xa vedes: estou un pouco coma os bascos, pedindo a oportunidade dunha tregua. Ou do fin da violencia, máis ben. Pero somos como somos, ou como fomos, e do mesmo xeito que o tema dos presos é un problemón (que ides facer, poñelos a repartir publicidade?) o tema da nosa reinserción non o é menos. Di Ray Liotta cando declara contra os seus ex camaradas en Un dos nosos, cun desencanto para min memorábel (que tal vez por iso xa vos contei), algo así como ‘durante anos chegabamos nos mellores coches, aparcabamos nas beirarrúas e baixabamos coas mellores mozas. Tódalas portas se abrían e todo o mundo viraba para saudarnos. Eramos como estrelas de cine e non había nada que desexásemos que puidese ao momento ser conseguido. E, todo iso, agora acabouse, e teño que pasar o resto dos meus días coa protección de dous tipos vivindo como un don ninguén’. Se cadra o engano para min empeza onde acaba iso: en crerme algo por facer o que fago, máis ben o que fixen”.

lunes, marzo 17

Intifada

La segunda Intifada en Monte Porreiro tuvo un inicio lujoso. Como ya saben, tres familias gitanas fueron realojadas en el barrio y la presión social las echó. No por gitanos, que los gitanos son muy respetables, sino porque a lo mejor delinquían. Ésa es la mejor razón para no dejar entrar a nadie en una ciudad: incluso para traerlo al mundo. La presión social, que en Monte Porreiro es como aquella policía de Minority Report, los sacó de allí. Fue aquella una Intifada breve y relampagueante, tipo Tormenta del Desierto, pero nada que ver con la segunda. Una vecina estaba de noche asomada a la ventana cuando vio que aparcaban unos coches, se bajaban unos gitanos y se metían en su propia casa. ¡En su propia casa, cuando si por algo son gitanos es porque entran siempre en las de los demás! ¡Y por la puerta, sin hacer un butrón! Esa vecina dio un grito: he aquí la noticia. Un grito terrible, que a los pocos minutos sacó a la calle a 150 personas, algunas en pijama: lo que la kufiya fue a la Intifada palestina, el pijama lo será a la de Monte Porreiro. A los insultos, pataleos y una lógica indignación (porque los gitanos tienen fama de robar gallinas) siguieron manifestaciones y cortes de tráfico en la ciudad. Yo aporto una solución muy gitanilla: ojo por ojo. Si tres familias del Vao perturban Monte Porreiro, que vayan tres familias de Monte Porreiro a perturbar al Vao. Tal y como están los ánimos, a ver quién no deja vivir a quién.

viernes, marzo 14

Un putero de lujo

Como siempre en estos casos tan pudorosos, la mirada ha de dirigirse a la esposa del gobernador de Nueva York que ha gastado unos pocos miles de dólares en putas de lujo, no se sabe si sólo una. Ha de dirigirse con cuidado y un punto de cinismo: no es ninguna mujer coraje, como tampoco lo fue Hillary Clinton. El hogar, y no la opinión pública, es el mejor sitio en el que desplegar los más bajos castigos: no me gustaría estar en la piel de ella, pero mucho menos en la de él. Sólo hay algo peor a ese momento en el que uno desenrolla los billetes del bolsillo antes de sentarse desnudo en el bidé: que lo sepa todo el mundo. De momento la prostituta recauda ya el insólito proceder de la fama: una vida lujosa pagada con quién sabe qué pocos polvos. Agachándose hacia el conductor desde el asiento del copiloto, y por unos veinte dólares, tiñó de oro su vida Divine Brown: hoy es productora de éxito y si quiere sexo, lo paga. Ustedes la recordarán. Vayan al archivo de putas famosas, y en alguna parte después de María Magdalena aparecerá la señorita Brown, que fue pillada por la policía haciéndole una felación a Hugh Grant. Grant estaba casado con Liz Hurley. Habrá quien prefiera las mamadas de la señorita Brown y habrá quien diga, más sensatamente, que Grant estaba borracho y tenía un apuro: hay quien baja del coche a mear y hay quien necesita subir a una chica. Pero vayamos a ese matrimonio, y su cruz. Se ha sabido (la prensa, llevándose las manos a la cabeza) que la mujer dejó su carrera de abogada para apoyar la de su marido como gobernador y putero de lujo. Uno fue pillado entre el jolgorio público, y la otra se encerró con él y sus tres hijas en casa antes de salir, ayer, a dimitir: a dimitir de su cargo como gobernador, no sabemos si también del otro. Como es habitual en los EEUU, sacó enfurecido el látigo de siete colas y fustigó su espalda. Con lo fácil que hubiera sido decir, apretando la mano de su señora y enjuagándose las lágrimas: "A veces me apetece follar, ella está lejos, y yo gano mucho dinero".

jueves, marzo 13

Pecados

Non sei moi ben a que se debe o escándalo producido por eses novos pecados cos que vén de baixar Ratzinger, pisando a bata, do Sinaí: tal e como están a cousas, pecado sería votar a Zapatero. Unha das apaixonantes cuestións que toca a Igrexa é a do diñeiro. Os camiños do diñeiro e da Igrexa son como os de Deus: inescrutables. Desde o Vaticano, esa cova de humildade que inaugurou un pescador, din que é pecado enriquecerse ata límites obscenos. Parece unha provocación ("¡pecade se podedes!"), pero déixase a Igrexa algo importante: ¿cal é o límite da obscenidade? Ou mellor, ¿estaremos ante o caso, tan universal, da palla no ollo alleo? A lista, en fin, inclúe un apartado moi elitista. Por exemplo, non farás manipulacións xenéticas. ¿Cal será o seguinte: non mexes na Estación Espacial Internacional? Imaxinen un paisano que se achega ao seu cura de sempre e lle diga, este domingo a máis tardar: “Non llo dixen ata o de agora, pero no meu tempo libre, ademais de roubarlle as ovellas ao meu veciño, fago transferencias de ADN dun organismo a outro”. O que se confirma coa nova lista de pecados é o que se soubo sempre, desde que se anulou a voda de Rocíito: na Igrexa tamén hai clases. Tantas, que agora ata hai pecados que están só ao alcance duns poucos privilexiados.

martes, marzo 11

Impre(ci)siones (y II)

1) En vista de que el 9-M se avecinaba una debacle, puse la Cope. Fue un reencuentro sentido. Desde Supergarcía hasta el domingo, la vida de los obispos y la mía ha transcurrido por caminos muy semejantes pero paralelos. Como las hienas, en cuanto olí la sangre volví a ellos. No estaban tirando cohetes. Había un ambiente como de retirada de feria, cuando los gitanos desmontan las atracciones después de Santa Rosalía. Pero vino el optimismo antropológico. Quedaba por escrutar Madrid, y el PP estaba remontando algún escaño. Uno de ellos, precisamente, era el de Cayetana Álvarez de Toledo. Apareció en antena y, a pesar de que el total llevaba más del 70% escrutado y el PSOE había anunciado su victoria (nada de euforia: pura ciencia), dijo ella que estaba todo por decidir: que era posible el triunfo. Cierto es que lo apuntó con una sonrisita nerviosa, pero hasta a Losantos aquella pornografía le pareció excesiva: casi la manda a tomar viento.

2) UPyD, un partido que nace como respuesta a los chalaneos socialistas con los nacionalistas, contestando a su política antiterrorista y marcando distancias con la moral puritana del PP, sacó un escaño. Tiene el mérito que tuvo Ciutadans en su momento: el de partirse la cara con el Periodismo sin resultado alguno. Tampoco había razones objetivas por las que un partido sin representación tuviera su cuota de mercado en las mejores páginas. Pero el Periodismo debería estar más atento a la noticia que a la cuota: Rosa Díez es la exiliada más famosa del PSOE y Fernando Savater uno de los intelectuales más influyentes de España. Lamenté, por ella y por la injusticia histórica de IU, la ley electoral que debería darle a UPyD seis diputados: los mismos que sacó el PNV, pero con un puñadito menos de votos que el partido de Rosa Díez. Graciosamente simbólico.

3) Me parece una buena noticia que el BNG saque dos diputados, y aún alguno más. Tal y como está concebida la política nacional, y tal y como la entienden PSOE y PP, resulta muy conveniente tener representación nacionalista en Madrid. Galicia obtuvo 10 millones de euros para los museos gallegos y más inversiones porque el BNG pactó con el PSOE no reprobar a Magdalena Álvarez. Gracias a los nacionalistas gallegos, no fue reprobada. Para los que todavía creen que en el Congreso se debate con las convicciones, aquello fue un baño de pragmatismo.

4) Me conmueve la tierna desbandada en aquellos hornos de la Derecha que el propio Ansón denunció conspirativos en el 96. De cada tres páginas, cuatro de El Mundo pide la dimisión de Rajoy. En los micrófonos de la Cope reclaman su cabeza y hasta le reprocha Losantos (¡precisamente ayer, dolorido!) que Gallardón no retirase la denuncia contra él. Y los analistas que más lo protegieron (a veces hasta paternalmente, de un modo puramente grimoso) hoy le patean el culo sin pudor. Muy entrañable esa lealtad y muy firmes esos principios. Sobre todo cuando Rajoy anunció ayer que quiere seguir al frente del partido. Qué bonito es el amor, más que nunca en primavera.

lunes, marzo 10

Impre(ci)siones

1) La estrella de la campaña fue la niña de Rajoy y del día de las elecciones, su mujer. Me gustó verla apoyando en él su cabeza. Una belleza muy de mi gusto: por momentos, encajando la amargura de la derrota, un bellezón. Entre la política y las mujeres (entre España, incluso, y sus mujeres) yo siempre estaré donde las mujeres, así que ayer dediqué mi tiempo a zapear entre ellas: Soraya, Chacón, incluso Sonsoles. La mujer de Zapatero guarda unos rasgos masculinos que le van muy bien a mi heterosexualidad asimétrica, pero me quedé con mi vecina Elvira: los perdedores asumen una melancolía que pocas veces se da en la victoria, y en secreto se ha construido Viri una belleza muy sui generis que aplaudo. Verla en ese triste balcón tan cerca del estólido jeto de Acebes sólo la hacía más grande. Ella, su inesperada aparición, fue la gran triunfadora del 9-M.

2) Una de las noticias con las que más disfruté fue con la caída de Esquerra Republicana. Del nacionalismo me interesa la defensa de sus esencias, esa palabra tan franquista, y la construcción pacífica de una realidad en la que se cree. El nacionalismo que se construye contra algo, porque no encuentra otra razón de ser, ya me produce cierta incómoda risa. Esquerra es uno de los más sabrosones representantes de esa idea que tanto daño hace a los más razonables independentistas. Esquerra es un partido que crece en la fobia, que se alimenta de la fobia: es un partido político fóbico. Por eso subió cinco diputados con Aznar y los bajó con Zapatero.

3) Me apena el bajón de IU, como un amor descarriado al que le metías mano en el instituto y ahora deambula pidiéndote un euro cuando cree reconocerte. Probablemente de aquellos votantes de su edad de oro se hayan ido todos los que no perdonan las bajezas de Madrazo en el País Vasco. El terrorismo es algo más sensible de lo que cree Ezker Batúa. Por lo demás, y sin querer ser crueles en el luto, su campaña ha sido una sucesión de disparates, cuando no directamente estupideces.

4) Me parece muy bien que Zapatero haya ganado las elecciones declarándose de izquierdas. Siempre estuvo ahí el mito del centro: todos lo quieren y tal. La normalidad no pudo ser completa porque Rajoy no se declaró de derechas: probablemente no lo sea del todo. Pero sí lo es el PP, y suele renegar de ello: son el centro, son liberales, son seres humanos normales. Esa vergüenza..., ¿es que no hay derecha en España? A sus líderes les da cierto apuro reconocerlo. Pero hay una derecha muy preparada, lejos de la superchería de la Iglesia y sus santurrones, que no predica que la homosexualidad no se puede elegir, como la cojera o la ceguera. Gente normal: ésta sí. Y están orgullosos de ser de derechas. No va contra los derechos humanos serlo. Esto último también debería de empezar a saberlo Federico Luppi.

5) Entre medias, con el festín electoral y en una jornada de perfil bajo, el Barça perdió en el Nou Camp. No hay interpretación política (aunque mirando al palco, pudiera) pero yo le dí un valor trascendental e informé de ello a cuantos culés me encontraba. ¿Por qué? Por joder.

domingo, marzo 9

Ajedrez

"Varios prominentes jugadores de ajedrez padecieron realmente profundos conflictos psiquiátricos durante o al final de sus carreras. El maestro alemán Curt von Bardeleben se suicidó en 1924 arrojándose por una ventana, el mismo método que utiliza Luzhin en el libro de Nabokov. El primer campeón del mundo oficial, Wilhelm Steintz, pasó sus últimos años luchando contra la enfermedad mental. Uno de los jugadores de mayor éxito del primer cuarto del siglo XX, Akiba Rubistein, poco a poco fue víctima de una timidez patológica. Tras realizar un movimiento, se escondía en un rincón de la sala a esperar la réplica de su adversario”.

Gary Kasparov
Como la vida imita al ajedrez

jueves, marzo 6

La convicción moral

La ecuación no es fortuita y exige un sensible caldo de cultivo. Ese caldo lo agitan los violentos, ocupando las universidades para boicotear la democracia (la democracia de los otros, con el fin de implantar la suya, en la que no caben discrepancias: quiere decirse la democracia ejemplar) y luego el trabajo se lo reparten los tontos y los cobardes. Si cumplen, ha merecido la pena. Casi la merece, por ejemplo, los gritos de fascista con los que fue recibida hace unos días Rosa Díez en la Complutense. Para evitar otro escándalo, el rector de la Universidad quiso impedir ayer un acto de la candidata de UPyD. No pasó el decano de Derecho por la censura, y se dio la charla. Los motivos, eso sí, eran muy higiénicos: "una cuestión de seguridad". En el nombre de la seguridad siempre se han cometido los más escabrosos delitos, pero algunos hasta pringan ya en el papel antes que en el suelo. Siempre resulta más conveniente sacrificar a la víctima que a los culpables. Es un atajo muy hábil para evitar el conflicto: de la misma manera que no hay blanco sin negro, tampoco hay culpables sin víctima. Rosa Díez al sótano, y la Universidad tranquila. Ya lo dijeron aquellos mozos que atacaron a María San Gil: cuando vuelva, ya sabe lo que le espera. No lo decían por ellos, pues no está en su mano impedirlo, sino por los tontos y por los cobardes que les hacen el trabajo limpio.

En Barcelona se dio ayer el mayor baño de la campaña Zapatero: 40.000 personas abarrotaron el Palau Sant Jordi. A él, a Felipe González, a Montilla. Y a Rosa María Sardá. Fue, no me digan más, la maestra de ceremonias. Hay quien nace para actriz y hay quien nace para maestra de ceremonias. Rosa María Sardá hubiera sido una mujer de flaca fama, que no prestigio profesional, sino fuera por las ceremonias. Ayer estuvo ingeniosa, que es para lo que le pagan: "soy de izquierdas, actriz, catalana y socialista: lo peor de cada casa". Muchos dieron segura la victoria de Zapatero en 2004 cuando, en un acto temerario, convocó un mitin en la plaza de toros... y la llenó: sólo González en el 82 se había atrevido a tal proeza. Llenar en Cataluña no tiene tanto mérito, pero es una exhibición que hace flaquear las piernas a muchos. Sobre todo a Esquerra: tras beneficiarse de los votos cultivados por Aznar, la mano de Zapatero se extiende traidora, como en el Estatuto, por su lomo. Hay caricias que uno no sabe cómo evitar.

Francisco José Alcaraz deja el cargo de la AVT con una frase ("Tengo la convicción moral de que el PSOE seguirá negociando con ETA") que recuerda a otra, más ilustre, dicha hace casi exactamente cuatro años. Las convicciones morales, desde aquella del 13-M, quedaron muy maltrechas en la derecha.

Pijos

A conta desa declaración de Ana Mato (“os nenos andaluces son prácticamente analfabetos”) da que unha amiga profesora de Sevilla di que entende o escándalo porque sobroulle o de “prácticamente”, coñezo por outro amigo unha confesión estupenda. Ana Mato, polo visto, é a autora da frase máis pija da Historia de España. Foi feita hai uns anos, cando á pregunta de cal era o seu momento preferido do día, ela respondeu: “El mejor momento es por la mañana, cuando veo cómo visten a mis niños”. Sobre os pijos eu sempre lembrarei aquilo que contou unha vez Francisco Umbral. Estaba o escritor falando nun salón con Adolfo Suárez, e baixou as escaleiras da casa o seu fillo Adolfito vestido de tal maneira, tan tremendamente pijo, que o pai púxose colorado e mandouno arriba a cambiarse. Agora Aznar, por exemplo, anda facendo campaña cun xersey rosa de pico que lle queda formidable coa meleniña que deixou en homenaxe e Baudelaire. Pero a gran xeración pija hai que buscala na camada de Julio Iglesias. Aínda lembro a xogada que un guionista da Sexta lle fixo a Julio José Iglesias Preysler a conta dun concurso de monólogos. Moi metido no papel, saíu ao escenario Julio José, estendeu os brazos e dixo, nese típico inicio monologuista: “¿Conocéis vosotros a alguien no haya tenido problemas para encontrar un piso?”.

martes, marzo 4

A ver si me lo dice fuera

Hubo un momento del debate en el que a Zapatero se le escapó un salivazo espumoso. Estaba rumiando un silencio y fue abrir la boca y lanzar el ‘pepe’ a una considerable distancia. No estuvo bien ahí Rajoy. Un líder con tablas, un profesional de lo suyo, hubiese sacado discretamente un pañuelo del bolsillo y pasárselo por la gafa, diciendo: "Ustedes los socialistas, cuando no tienen nada que decir...". Pudo haber sido el golpe del debate, pero le pudo al candidato la moderación. Se está dejando de lado en campaña el tono de la calle, y eso es perderle el pulso a la vida. A lo más que llegan los unos a los otros es a tirarse los muertos a la cara: una frivolidad. Imaginen que ante la constatación del líder del PP de que el pollo ha subido, conteste Zapatero:

-¿Pero usted come pollo? ¿Cree que a usted y a mí nos importa lo que vale el puto pollo? ¿Le desmonta algo la economía?

-¿Hace falta escupir, cerdo?

Probablemente Rajoy, al recibir el salivazo, lo apartó con discreción del folio, pensando al ver que cayó directamente en las cifras del paro: "Este tío es un genio". No sabemos si es un genio Zapatero, pero sí muy Petete. Se asomó con un libro gordo en el que dijo que traía las cifras enteras de España en estos cuatro años y, con la que exhaustividad con la que se preparó el debate, quizás también el número de polvos a contraluz. Nada más presentarse ("Hola, soy José Luis. Antes de nada quiero enviar un fuerte abrazo a todos los inmigrantes que acaban de bajarse del cayuco en todos los lugares del mundo, y a mi madre, que me estará viendo"), Zapatero puso a disposición el volumen de Rajoy "y de la moderadora". Eso tuvo gracia. ¿Qué pensaba que iba a hacer Olga Viza: ante cualquier duda echarle un vistazo y decir: "Ah, pues sí, es verdad"? Tampoco dio la cosa para más. "Esto esta aquí", decía ZP señalando el libro. "Sí, ya lo sé que está ahí: todo está ahí", contestaba con retranca Rajoy. La verdad, al final, fue que la Viza pasó mucho del libro, y todos pasamos un poco del debate. Ni una amenaza del tipo Cassano ("a ver si me lo dice fuera"), ni un flaco insulto ("usted es un papán") ni una expresión de la calle ("a usted la economía le importa un bledo", dijo el cursi, en lugar de decir "a usted la economía se la sopla"): nadie mordiéndose la lengua y echándose hacia delante, tirando la cerveza y prometiendo yoyas. Sólo la niña, esa niña que Rajoy tiene en la cabeza y por la que quiere gobernar España, cuando por una niña lo que se hace es gobernar una familia. Y ya dijo Cioran, lacónico: "Fundar una familia. Creo que me hubiera sido más fácil fundar un imperio".

Los mítines salen de la piel

Al final, de la campaña quedará el chascarrillo como de la aceituna el hueso. Del estadista González, los fideos y el imbécil. Del PSOE, la ceja. Del PP, la niña. Pasarán las páginas de la Historia y de la campaña se recordará la dimisión de Irureta en el Zaragoza como de Umbral se recordará que murió el mismo día que Antonio Puerta, con la barbaridad que supone lo segundo.

Al menos ayer escudriñó el Follonero la humanidad de los candidatos: el sexo, la policía, la ropa. Es frecuente esa búsqueda de las polvorientas esquinas a las que no suelen llegar los asesores, y es frecuente también que en estos cuerpo a cuerpo gane Rajoy. Lo hizo hace cuatro años, cuando contestó que leía el Marca: Zapatero dijo que El País. Y lo volvió a hacer con más claridad ahora. Sobre quiénes les escriben los discursos de campaña, Rajoy contesta que dos personas (Tomás Iribarren y otro, se entiende), mientras que Zapatero contesta una ‘zapaterada’ ("Son de quienes pueden pasarte ideas") que se precipita a ese abismo semántico al que tan aficionado es el socialista: "Sobre todo, el mitin es algo que te sale de la piel. Es muy, muy de uno mismo". La palabras al servicio de la política y viceversa. Fue peor cuando contestó, el muy leonés, que es posible hacer el amor durante los quince días de campaña. Rajoy, que es de Pontevedra, contestó lacónico: "Difícil". Sólo se entiende la respuesta de Zapatero pensando en Sarkozy, y por afinidad no debería de pensar en él. Y a propósito de Sarkozy, ya dos presidentes por un día (Antón Sobral y Evaristo Estévez) sugirieron en estas páginas que la erótica del poder pasaba por Carla Bruni. Pero mandar, les aviso, manda más Angela Merkel. Al menos fuera de la cama.

En Pontevedra falta por desembarcar el BNG con Quintana, y veremos lo que da de sí: igual se presenta rabudo. Pero si fuera por estrategia de campaña de PP y PSOE la abstención en Pontevedra rozaría el 90%. Algo así pasaba en Ensayo sobre la lucidez de Saramago: el 97% votaba en blanco. No les cuento el final por si ocurre, y porque el otro día ya le reventé A los viejos no les gusta el country (en feliz traducción de Buenafuente) a media Redacción. Ya se ha escrito que aquí la cosa está muy desangelada, pero que al menos tiene sus ironías. A falta de Rajoy trajo el PP a Pizarro, protagonista de la campaña por perder el debate, pese a ser de Teruel, y por cobrar una millonada tras salir de Endesa. Hubo cintura en el PSOE: se trajo ayer de las orejas a Bermejo, que viene de gastarse una fortuna en mejorar su vivienda y de bailar con su mujer, de baja laboral, en un mitin. Debe de haber una máxima según la cual quien saca menos votos en Pontevedra gana las elecciones. Se paseó ufano Bermejo por la ciudad, en la que podría comprarse dos buenos pisos por la pasta que gastó en arreglarse el baño.

sábado, marzo 1

Para dicir Pintor

Acaba de chegar d´A Habana, onde atopou o acto de amor da moza Yalenis Velazco, que lle dedicou á súa obra un intenso ensaio. "Un libro que amo e gardarei para as herdanzas", escribiu hai unha semana, feliz como un neno, nun artigo tenro e cheo de vida publicado no Diario. A Xosé Vázquez Pintor correspóndelle unha linguaxe única, coa que fabricou A memoria do boi, un dos libros máis extraordinarios que sobre Pontevedra se teñen escrito nunca, e non esquecemos Castroforte del Baralla: pechando o círculo, a novela de Pintor mereceu o premio Torrente Ballester. Fai do seu vello labor un oficio tradicional: o de traballar a palabra deixándoa secar ao sol e debuxando nela a pegada da vida. Os vellos oficios, o seu ensaio tan celebrado, é o intento de manter certa dignidade: a testemuña dos traballos cos que sobrevive tamén un idioma propio que pérdese, e co que Pintor traballa case con furia. De tantos homes e de tantos nomes que el foi, sae lesbiana na súa Para dicir abril, coa que gañou o Vicente Risco. Chegaron hai días dous exemplares para os seus amigos deste xornal, e logo á súa volta de Cuba a amizade das súas palabras no correo coa aperta de buxo tan festexada por quen compartimos unha idea da vida: tardar moito en marchar, rir no amor e na amizade e disfrutar da calor da palabra, do minuto aquel do esplendor na herba. O demais, ben o sabemos, é silencio.