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miércoles, febrero 21

Pla

"No hubiera escrito una línea si la hubiera pensado antes”. Es la última frase de Josep Pla en una entrevista del programa A Fondo realizada en 1976. Conocía vagamente al escritor, pero nada al personaje. La hora larga que dura la entrevista la ocupa el rostro octogenario del viejo payés, sus ojos arrugados y sonrientes, las uñas largas y sucias liando un cigarro (“para buscar adjetivos: por eso fumo”) y el cerrado soniquete catalán adobando su discurso sin contemplaciones (“La mujer es el ser antirromántico por excelencia. Les gusta el dinero, la seguridad: yo no tengo nada que ver con eso; es un mundo muy complejo”). He visto la entrevista varias veces en los últimos tres días gracias a los cuidados de mi querido Mabalot, y la he visto entre la tristeza y el asombro: es difícil encontrarse a alguien así. No es necesario compartir con él sus opiniones, sino acercarse y disfrutar de su humanidad, y de una forma de estar en la vida en desuso, alejada de luces (“Yo no soy más que un payés de la parroquia de Llofriu. A mí me hicieron estudiar, pero tal vez esto haya sido un error”). He repasado las fotos más a mano de Pla, y me he dado de bruces con un campesino, con un señor con boina (“la boina es excelente para viajar”). Años antes le diría a Salvador Pániker:
¿No se encuentra muy aislado?
–Yo tengo una edad descarada, tengo sesenta y ocho años; una edad absolutamente escandalosa. A esta edad todo es diferente.
Usted viaja bastante.
–Me gustaría viajar más. Ahora estoy muy cansado; mi madre murió hace quince días, y esto, claro, siempre produce una cierta cosa extraña. Pruebe este vino; no sé si le gustará. ¿Le gusta? Lamento no poder ofrecerle otro; este año no salió muy bueno.
Es un vino excelente, y con su permiso me iré sirviendo a discreción.
–Pues claro, beba hombre, beba. [...]
Le advierto que lo que quiero es charlar.
–Y yo le advierto que soy un tipo, y perdone, bastante anticonvencional. No tiene que confundirme; a mí todo este mito del hombre de letras y la vida intelectual de París no me interesa nada. Al intelectual, en tanto que intelectual, lo odio. Es un ente que no tiene nada que ver con nada. Es un monstruo.
Pla es un escritor (“he hecho periodismo toda mi vida: siempre he escrito literatura de observación”) que defiende la “inteligibilidad” y desprecia la retórica, la erudición (“un camelo”) y los que “hablan escuchándose”. Escribió 30.000 páginas. Y dijo que su principal rasgo distintivo es la ignorancia y que tiene pavor al ridículo (“pero en Cataluña hay mucha gente que no: son, como decimos aquí, muy paveros”). La entrevista se la hace Joaquín Soler Serrano. La entrevista es un género maltratado por la televisión a la que siempre le ha querido dar vuelo Quintero, pero Soler Serrano entrevistaba durante una hora a Borges y Quintero tiene hoy con él a Ana María Ríos. Ya no hay un Soler Serrano, y tampoco hay un Pla. Y por eso no hay estos estos momentos:
Usted ha escrito mucho, pero también ha tenido tiempo para vivir.
Pla (sonriendo asombrado): -Nooo. Yo he vivido muy poco. No tengo idea de nada. No sé, por ejemplo, lo que es el amor. Tengo una idea contraria a los seres humanos, no creo..., y también seguro que no se cree en mí. Usted seguro que no cree en mí.
Yo sí creo en usted. Soy un viejo admirador de usted.
-Pero eso es literatura. La vida no, la vida es más complicada.
Y se pone la boina y se va. Murió cinco años después. La primera frase de la entrevista fue: “Lo más profundo del hombre es su superficie”.

6 comentarios:

Mabalot dijo...

La entrevista de Pániker es famosísima (http://www.lletres.net/pla/paniker_pla.html; hay frases que se quedaron en la memoria literaria de todos como carteles luminosos que nunca se apagan; "Considero que un hombre que después de los 40 años aún lee novelas es un puro cretino. Lo cual no quiere decir que en el mundo no existan ocho o diez novelas magníficas." Otra cosa es estar de acuerdo o no. Pero ese tipo de periodismo o literatura de observación es uno de los mejores inventos, que supongo empezó con MOntaigne, y se desparramó por todas partes dando maravillas, cada uno en su terreno, y aquí tipos como Larra, Azorín, Camba, el propio Pla...
Nada más fiable; el mundo a través del YO. ¿Por qué coño nos fiamos de la estadística, si es la ciencia más embustera que oparió madre?
Posiblemente nadie que no viva de ello puede beberse las 30000 páginas de O.C. pero hay varios libros de este hombre muy recomendables, porque es mejor incluso por escrito que entrevistado; "Viaje en autobús", es un libro muy bueno, por ejemplo.
En realidad Pla siempre es el mismo pero siempre sorprende. Encuentras adjetivos que tuvieron que llevarle un par de cigarros de esos liar.

Me encantó este artículo.
Manuel, gracias. Un abrazo.

Portarosa dijo...

Muchas miga, lo de Pla. Y el programa aquél... qué lujo. Ahora parece irrepetible, pero tal vez no lo sea.

"Viaje en autobús" me pareció magnífica, igual que "Libro de las horas" (o algo así). Sin embargo, dejé a medias "El cuaderno gris", lo cual me produce cierto desasosiego.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Enhorabuena por el artículo y por tu trabajo en general. Mucho estilo y muy ameno.

Saludos de una compañera de intinerancia ;)

Anónimo dijo...

Comparto la idea de reivindicar a Pla. Él, que fue un escritor prolífico, con boina, que escribió la mayor parte de su obra en catalán, al que se puede considerar como uno de los grandes maestros de la literatura catalana, está, curiosamente, olvidado en el baúl de los recuerdos pese a la universalidad que emana de sus libros y artículos. No sé si es por ignorancia o porque, quizás,ahora no sería políticamente correcto en su tierra, a Pla le pasa como a Julio Camba, otro gallego universal al que, como tú Manuel, reivindico en este ágora libertario. Pla era un pageso y Camba, por el contrario, era un dandy (hoy, con lo que pagan en el periodismo dudo que pudiera vivir en el Palace como lo hacía entonces), pero ambos tenían una prosa alegre; ambos han escrito un importante número de libros de viaje, ensayos, novelas, biografías y narraciones; ambos eran periodistas y ambos, aunque en su obra acusan una visión subjetiva y peculiar, revelaban un espíritu agudo y un temperamento humorístico y poético a la vez.Manuel, no sé si a tu querido y admirado Camba le hubiera gustado que le endilgaran a sus discípulos el adjetivo de "cambista". A mí me suena raro, raro, raro. Creo que eso tiene que ver más con la pela y con el amor al dinero que al oficio de escritor. Hombre, sí, Camba escribió aquello de "Historia de una peseta" pero me chirría la palabra "cambista", perdona. No sé, no sé...igual me convences si me lo argumentas mejor. Intuyo, eso sí, que actualmente hay muchos escritores "cambistas" porque hoy la literatura que se estila, al menos en España, es pura bazofia y lo único que interesan son los premios, y los encargos de las editoriales no son más que puro reclamo para vender más. Cosas del marketing, dicen. Se escribe mucho y nunca en la historia ha habido más titulitis que ahora. Escribir malas novelas no es un crimen pero ¿cómo vamos a discutir el modo en que se debería haber escrito la obra de los grandes escritores? Ellos nos describieron a nosotros.Y tú y yo (seguro que estarás de acuerdo) somos dos de sus mejores personajes.

Un saludo

M. dijo...

No, si chirriar, chirria. No habìa pensado en su semàntica. La ignorancia o la imprudencia, ya sabe, lo puede todo. Le escribirè largo sobre eso ùltimo que ha escrito acerca de la literatura y sus comercios. Un saludo.

Anónimo dijo...

Espero tu, seguro, sagaz comentario sobre el comercio literario. Una precisión más. Observo que en tus escritos utilizas el acento francés en lugar del acento español. No sé si es porque te resulta más cómodo aporrear la tecla de arriba que la de abajo. Ya me dirás.

Un saludo