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martes, febrero 19

Del oliva al chándal


(Cuba, la derrota estética
Diario de Pontevedra, 30-08-2006)

Más allá de la pobreza, persistente sólo como ciertas lluvias, de la “justicia social” proclamada por Castro que el tiempo declinó en dictadura, del azaroso porvenir de los opositores, de la represión de la homosexualidad (extraños ídolos los del progresismo internacional) o incluso más allá de las sentencias de muerte y del severo viento de sospecha que envuelve la isla aun en sus días más azules, la derrota de la Revolución no ha sido económica, ni social, ni por supuesto política: la derrota de la Revolución ha sido, en esencia, una derrota estética.

Hay muchas y sin embargo muy pocas cosas que decir de Cuba: todo empieza y acaba en Fidel. Sus filias, sus fobias, sus amigos, sus enemigos, su estado de salud, las portadas de los periódicos que le veneran, las tartas que le hacen las madres cubanas, los cánticos en los colegios, los brindis por el Comandante, las gloriosas portadas del Granma, el firme y monolítico apoyo que prolifera entre las espontáneas brigadas ciudadanas que recorren las calles de La Habana a la caza del disidente... Fidel Castro dejó de ser muy pronto el líder de la Revolución para ser su imprevisible tirano, y desde hace unos años ni siquiera eso: se trata, como todo anacronismo, de un asunto nacional, del que sólo se debate en los medios internacionales bajo la sagrada promesa del anonimato. Tal que el chiste del encuentro de Juan Pablo II con unos ciudadanos:
–Bueno, ¿y qué tal por Cuba?
–No nos podemos quejar.
–Ah, o sea que bien...
–No: que no nos podemos quejar.

Cuando la Historia doble la esquina y en Cuba sólo queden los rescoldos de estos años perpetuos, (47, según las últimas estimaciones, y subiendo) las enciclopedias acotarán el período de la Revolución mediante dos poderosas estampas que revelan la naturaleza y la decadencia de un sueño alargado sílaba a sílaba, como en uno de esos interminables discursos del Comandante. Son imágenes que definen lo que significó y lo que significa el sueño comunista de un poder arrebatado con justicia a un capitalismo de casino y putas: un sueño anhelado y siempre aplastado, paradójicamente, por sus instigadores. Cuba ha recorrido en casi medio siglo la distancia que separa estas dos fotografías: la del Che Guevara inmortalizado por Korda, con la mirada de fuego apuntando a un destino inconcreto y los cabellos azotados por un violento viento, y la de Fidel Castro recostado en la cama de un hospital, recién cumplidos los ochenta: un viejo aturdido convaleciente de una operación sujetando un periódico en el que él mismo es portada bajo un grueso y grotesco titular: Absuelto por la Historia, remedando a marchas forzadas aquel célebre discurso (La Historia me absolverá) que el joven Castro lanzó en su defensa ante la Justicia a causa del asalto a la Moncada. Poco después la Moncada, incluso la Justicia, serían suyas.

Atrás quedaron los carros poblados de barbudos bajando de Sierra Maestra jaleados por el pueblo y la romántica resistencia a un imperio colosal a escasos kilómetros de su costa. Los discursos sembrados de justicia, pan y solidaridad dieron paso a las cazas de brujas en el lema de Revolución o Muerte (“Ni un paso atrás. Ni siquiera para tomar impulso”, gritaba Fidel), la cartilla de racionamiento y la implantación del pensamiento único. Vargas Llosa abandonó la Revolución y su lugar entre los intelectuales fue ocupado años después por un Maradona gordo y teñido de rubio follando con una rubita adolescente: estéticamente la Revolución tocaba fondo. Al final, en su metafórico estertor, Fidel compareció ante la prensa comiéndose un yogur. Definitivamente, la Revolución había caducado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

E cuba un pin?

Fer- Me quedé mucho antes. Ni Marx, ni Lenin, ni Cuba con Fidel y el Ché. No pretendo cambiar el sistema. Pero la guerra la perdimos hace rato. Cómo será que los que ganaron, los dueños del mundo, están tan sólidamente establecidos que hasta permiten que exista la izquierda. Por qué? Porque no folla nadie. Ya no es más una amenaza revolucionaria. Es una.. una chapita de ésas, cómo se llaman? Un pin, un graffiti.. pura nostalgia. A lo sumo puede ser una actitud moral que nunca va a salir de la esfera de la vida privada.
él- Ésa actitud moral es lo peor que tiene la izquierda. Demasiado respeto, demasiadas contemplaciones, por eso gana la derecha, porque no tiene moral, porque no tiene escrúpulos, va a ganar siempre.
Natacha- Lo que para vos es lo peor es lo mejor. Estás juzgando el éxito o el fracaso de una idea y eso es lo que menos importa. Nos estás diciendo lo que dice la derecha. Eso es un asco! Además no siempre ganaron.
él- A sí? Dime una. Pero esperá que Fer no terminó. Antes dónde te quedaste?
Fer- 1789.
él- Con la Revolución Francesa.. no es ná..
Natacha- Gracioso, no me trates de boluda.
Fer- Nos ganaron. Nos dieron unas cuantas patadas en el culo y nos mandaron de vuelta a 1789. Qué esperamos? Qué exigimos? Pedimos, no exigimos. Peor, esperamos que el mundo se organice con sentido común, que la gente sepa (y ya no hablo del pueblo) que la gente sepa qué es pertenecer a una comunidad, que haya justicia, que trabaje por el bien común.. Sabés qué es eso? Libertad, Igualdad, Fraternidad. Más de dos siglos y nada. No hicimos una mierda. Nos quedamos en 1789. Podemos poner una bandera francesa en el balcón para sentirnos menos culpables..
él- Me parece que te fuiste de mambo eh? No todos somos culpables, no me jodas. Culpables son los cómplices. Y mejor poner la bandera americana que los yankis hicieron la revolución antes que los franceses.
Natacha- Ahora en serio..
él- Alguien le puede explicar que estoy hablando en serio?
Lili- Todos toman café?
Natacha- En serio, las pelotas! Lo que está diciendo Fer es elemental pero en éste momento, en éste lugar y en casi todo el mundo exigir eso es subversivo.
él- El ‘casi’ sobra.. en el mundo entero.
Natacha- No, está Cuba! Ahí! No me pongas caras! Podemos discutir lo que está bien y lo que está mal, pero Cuba es socialista.. De todo lo que dijiste Fer, hay algo en lo que no estoy de acuerdo con vos. Cuba no es un pin.
él- Juventud, divino tesoro.
Lili- Nunca mejor dicho..

Saudos

M. dijo...

"É Cuba un Pin?"

E, se o é, quen é Pon?

(Ou mellor: ¿é Cuba un "lugar común"?)

Saúdos.

M. dijo...

Aunque ahora ya metidos en Aristarain, pienso en el Eusebio Poncela de Martín Hache y su breve adelanto de esa teoría esbozada por Luppi años después (que podía haberse ahorrado ya en el primer párrafo con una sentencia muy económica: "No folla nadie")

"-¿Te gustan más los hombres que las mujeres?
-¿En general dices? No. De qué sexo sean en realidad me da igual, es lo que menos me importa. Me puede gustar un hombre tanto como una mujer. El placer no está en follar. Es igual que con las drogas. A mí no me atrae un buen culo, un par de tetas o una polla así de gorda; bueno…, no es que no me atraigan, claro que me atraen, ¡me encantan! Pero no me seducen, me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. La mente, Hache, yo hago el amor con las mentes. Hay que follarse a las mentes".

Mabalot dijo...

para convertirse, ay, en un comunismo de casino y putas...
De acuerdo contigo, Jabois, derrota estética y adiós a lo que se daba.