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martes, febrero 12

Terneritas y franquitos


Lo primero que hay que considerar, en frío, es que los que ayer ejercitaban su derecho al linchamiento en la facultad de Económicas de la USC son el poder, en su más delicado ejercicio. Esto hay que tenerlo cerca de uno, casi sintiéndolo gozosamente en el cogote, porque no es una cuestión de las izquierdas oprimidas rebelándose contra el patrón con la azada al hombro. No aspiran siquiera a conservar cierto espíritu de revolución, porque las armas ya las tienen ellos. No son el Che, y han perdido el interés en serlo: son los terneritas y los franquitos que se presentan de vez en cuando a aporrear la puerta. No representan al débil ni a nada que se le parezca, sino a la violencia, que es el formidable lenguaje de la dictadura. Son también, lamiendo la bota militar que les alimenta espiritualmente, las caritativas almas que se preocupan de desplazar la presión por aquello del equilibrio territorial: si Maria San Gil tiene que mirarse los bajos del coche en Bilbao, a partir de ahora que no dé un paso tranquila en Santiago.

La única diferencia que hay entre aquellas juveniles patrullas de correajes falangistas que perseguían maricones por la calle y esta turbamulta ciega que avasalla españolistas es el tiempo, y a veces ni eso. Los unos y los otros no atacan al poder, no persiguen el coche oficial ni pretenden descabalgar a nadie de ningún gobierno: patean a la oposición, y dejan en el aire lo viciado de su aliento y la proximidad, entre el asco y la nostalgia, de sus cuerpos. Sólo así, desde la distancia que permite saber que en el País Vasco mandan quienes pulcramente recogieron las nueces cuando más caían, se puede entender el conmovedor esfuerzo de estos muchachos.

A este facha que escribe, y aquí la venda, le desagrada no poco mensaje político de María San Gil. Por cuestiones meramente técnicas: otras voces y otros ámbitos. Más allá de la diferencia, María San Gil nunca aparecería en una charla mía a presentarme sus respetos ni justificaría al que un día vuela un coche con un señor dentro. En ese debate entre la vida y la muerte, la violencia y su mercancía, yo estoy siempre con ella, y no es instinto. Es seguro que no comparte mis ideas, si las tengo, y me alivia: comprender esto lleva algunos años, pero una vez alcanzado el karma, la libertad que a uno le corresponde es magnífica. El 23 de enero de 1995 Gregorio Ordóñez comía en un restaurante de San Sebastián con María San Gil cuando el terrorista García Gaztelu se acercó a él, pasó la mano despacio por encima de otro comensal y San Gil pensó que era una broma hasta que un chorro de sangre salió del pómulo de Ordóñez, mudó su cara y cayó muerto sobre la mesa. Si a San Gil querían agredirla ayer en una facultad, qué no harán el día de mañana estos mozos con Gaztelu.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo, Manuel. Muy de acuerdo con casi todo. Y bien escrito, como siempre. El casi -permíteme que discrepe en algo- viene de ese trocito de tu artículo en el que parece que quieres marcar distancias con la agredida. Como si dijeras "la defiendo aun no siendo ni de lejos de las mías". Me he sentido retroidentificado -valga el palabro- contigo en ese distanciamiento. Solía procurarlo yo también hace tiempo. Es una postura muy de quienes venimos de la izquierda. Dejamos claro nuestro pedigrí. A ese lo han matado con una bomba lapa, yo lo condeno, pero que nadie se confunda, yo no tenía nada qué ver con sus ideas. Y sin embargo, nadie hace aclaración alguna cuando unos delincuentes se cargan a un tendero para robarle la recaudación del día. A nadie le importa si la víctima votaba a Izquierda Unida o había sido requeté. A nadie se le pasa por la cabeza decir que se condena una agresión machista precisando, no obstante, que la víctima nos parecía endemoniadamente fea y paticorta. La violencia sufrida por María San Gil debe condenarse sin paliativo alguno. A los tipos que la agredieron debe calificárseles como lo que son -ahí sí que no te enmiedo al plana, aciertas de pleno en la definición-. Y con la víctima hay que estar sea de Cuenca o de Ribadeo, del Betis o del Sevilla, de la Cofradía del Cristo del Gran Poder o atea proselitista.
Un abrazo y enhorabuena por la valentía con que afrontas estos asuntos desde la proximidad a los mismo.

Diarios de R.

M. dijo...

Gracias por el comentario y gracias, sobre todo, por la crítica, porque me apetecía mucho explicar eso que cuentas.

El artículo tiene como veinte versiones, y aún después de publicado lo varié al meterlo en el blog (preposiciones, palabras, algunas comillas, "y aquí una venda"). Me tiré como una hora (lo acabé a las once y pico, a punto del cierre) dándole vueltas al párrafo final. Era tan evidente que parecía estar marcando distancias que hasta incluí, ya en internet, lo de "aquí la venda", y ya me estoy arrepintiendo.

Al final, aún sabiendo que podría dar lugar a esa interpretación, lo trabajé: trabajé el pàrrafo, quiero decir, y publicité la distancia.

¿Por qué? Me pareció necesario, yo diría que casi un deber, subrayar que aquellos que no votamos a María San Gil estamos tan cerca de ella como los que la votan: exactamente igual. Y después de repasar la prensa digital, me pareció ya una exigencia hacerlo: no son pocos los periódicos ¿progresistas? que hablan de "increpar", "incidentes" o "barullo". No, no: intento de agresión, coacción violenta y amenazas de muerte. Querer, en definitiva, de privar de un derecho fundamental a una persona, a falta de poder matarla directamente (porque había cámaras, porque no había pistolas o porque, directamente, es más fácil encargárselo a ETA).

Ante eso, y ante la vergonzosa -otra vez- tibieza de la izquierda, su paniaguado silencio casi cómplice (que si Bono, que si las visten como putas) a mí me pareció no sólo conveniente sino hasta necesario decir que en las antípodas (y en donde sea) del juego político hay que estar donde hay que estar cuando se rompen las reglas. Que esto lo deben condenar no los militantes del PP, sino el sentido común de cualquier ser humano, y que hay que ser tan concluyente en la condena como cualquiera.

Quiero decir, y quizás no me expliqué en la columna, de ahí tu matización, que aquí no hay fronteras ideológicas. Y los que las sostienen para mirar de reojo o atenuar su desprecio por el atentado son unos miserables.

Por eso discrepo contigo en algo fundamental: no hay ningún paliativo, absolutamente ninguno, en mi condena. No utilizo la filiación de nadie como paliativo, en modo alguno. El párrafo que citas podría ser una manera de excusarme delante de los míos, con una grave salvedad: no hay míos, ni carné de militancia, ni sueldo, ni simpatía alguna por ningún partido. Por eso hay que entenderla como hay que entenderla: la izquierda y la derecha, y lo que sea, deben de estar muy por encima de las diferencias cuando se pone sobre la mesa la libertad de una persona atacada por sus ideas.

Un abrazo, querido Diarios.

M. dijo...

He releído el artículo. Quizás esta frase mueva a la confusión: "Es seguro que no comparte mis ideas, si las tengo, y me alivia: comprender esto lleva algunos años, pero una vez alcanzado el karma, la libertad que a uno le corresponde es magnífica". El alivio, matizo (y cuando matizo es que ya algo hice mal), se refiere al alivio de saber de gente con ideas diferentes a las tuyas. No es un menosprecio, de ninguna manera, a las de San Gil. Otro abrazo.

Anónimo dijo...

Democratas

El pleno celebrado ayer (hai dous anos) en Azkoitia finalizó a puerta cerrada, después de que el alcalde Asier Aranbarri ordenara desalojar el Consistorio justo antes de comenzar a tratar dos mociones sobre la situación de los ex presos Kandido Azpiazu e Iñaki Zuazolazigorraga. El motivo de tal decisión: los gritos e insultos de un grupo de «demócratas».

La moción presentada por PNV-EA de Azkoitia en relación a la situación de Kandido Azpiazu e Iñaki Zuazolazigorraga tuvo que ser votada, y aprobada, a puerta cerrada. El alcalde Asier Aranbarri ordenó el desalojo del salón de plenos municipal debido a los gritos e insultos de quienes habían acudido «a respaldar a Pilar Elías» hacia el resto de las personas presentes y hacia parte de la Corporación.

María San Gil, tras ser una de las más vehementes a la hora de insultar, culpó a José Luis Rodríguez Zapatero de los incidentes, ya que a su juicio el presidente español ha permitido el «envalentonamiento de Batasuna». -

M. dijo...

Ah, el viejo Kándido Azpiazu! El protagonista de una de las mejores entrevistas que leí en mi vida. Aquella de ¿otro cafetito?. Así que fue insultado por María San Gil. ¿Y no le dijo eso de "ETA mátalo"? Qué raro.

Anónimo dijo...

Esa pequeña discrepancia en la interpretación de -repito- una pequeña parte de tu artículo, ha permitido una glosa contundente que zanja lo que paso a considerar desde ya mismo una, por mi parte, torpe lectura. Me satisface que coincidamos en el análisis del suceso y en cómo afrontarlo.
Entre tanto, veo que se ha intercalado otra visión del asunto. Que se crucen palabras nunca es malo. Es otra cosa lo que se intenta condenar.
Un abrazo, Manuel.

Diarios de R.

Anónimo dijo...

Hola Manuel.
Vengo siguiendo tu Blog desde hace algún tiempo, además de leer tus artículos los domingos en el Diario de Pontevedra.

Yo estuve ayer en la conferencia de María San Gil, también he hecho un artículo en mi Blog, te agradezco el gesto que has hecho con este artículo.

Fuera de la disputa ideológica y partidista, todos somos lo mismo, personas con dignidad.

Un saludo de un pontevedrés

Anónimo dijo...

Escandalizarse tanto por esta niñeria me parece ridiculo, para violencia la de irak!! (auspiciada por el partido de san gil), nos comportamos a veces como niños mal criados, que pensamos que nuestras miserias son el centro del mundo. Elevamos una agresion verbal a la categoria de asesinato con bombas lapas, linchamiento agresiones machitas, etc

Y si me dices que San Gil no es Aznar yo te digo que los que ayer berreban alli, con toda su cabeza hueca no son ni zapatero ni quintana, ni Ibarretxe



sentidiño porfavor

M. dijo...

Entendido, Diarios. Gracias de nuevo. No creo que haya sido una torpe lectura cuando yo mismo, al escribirla, se la daba.

Hola Jorge. Alguna vez, de ruta pontevedresa, estuve en tu página. Y leo, o me parece leer, que ayer entre el jaleo pediste la palabra el primero para preguntarle algo a San Gil, aliviando tensiones. Muy joven y muy valiente. Felicidades.

Anónimo, violencia la de Irak, efectivamente. Y en el Holocausto tampoco hubo muy buenos modales. En cuanto a la niñería... Parecida a la de un grupo de skins persiguiendo e insultando a un negro. También agreden verbalmente. Y más cera daba el KKK.

Anónimo dijo...

eu nunca votaria a san gil, nin ao seu partido, pero condeno todo acto violento, e sobre todo e ante todo cando se intenta reprimir as liberdades de calquer individuo. Dito esto condeno tanto a agresion de san gil, como as agresion dos skins a unha persoa negra ou homosexual.
so espero que estas violencias teñan a mesma repercusion mediatica, e a mesma condena por parte do seu partido.
gracias. e saudos dende Sanxenxo.

Anónimo dijo...

Cándido Azpiazu es ese que mató a su tío por ser de otro partido político; que precisamente ese miso tío la había salvado la vida cuando era pequeño - aunque él, Cándido, no se lo cree. Claro - . Ese que al salir de la cárcel puso un negocio justo en el mismo portal donde vive la mujer que él convirtió en viuda, Pilar Elías. Y que en una entrevista posterior se quejaba de que esa mujer le miraba mal y pedía, no recuerdo si el propio Cándido o su novia, pedían a Pilar Eías que les deje vivir en paz.

Curiosidad: ¿qué es lo que se debatía ayer en Azkoitia, concretamente?

Anónimo dijo...

Gracias por tus palabras, Manuel.
Te invito a pasar por mi Blog cada vez que te apetezca.

Sólo aclarar una cosa que has dicho, fui el último en intervenir, no el primero, cerré el acto.

Muchas gracias

Anónimo dijo...

Me parece un artículo necesario y valiente. No tengo más que añadir.
Un saludo.

FPC dijo...

Gracias por poner sentido común a un sinsentido. Comparto contigo, incluso exacerbadamente, lo que dices de San Gil. Creo que no podría estar más en los antípodas de ella y sus correligionarios. Pero me asquea hasta decir basta, la actitud "progre" de gentes que, en realidad, parecen estar mucho más cerca de su ideología que de la mía.
Un abrazo sentido.

Anónimo dijo...

Al anónimo de sentidiño le responde el anónimo al que este artículo le parecía necesario. Hay que darle importancia a este acto fascista (el protagonizado por Agir) porque la tiene. Hace ya muchos años que por culpa de ciertos profes radicales nazi-onanistas a Agir y compañía se les trata con guante de seda. Son cuatro niñatos de mierda pero ocupan puestos clave y de reprentación en los órgnaos de representación estudiantil porque como nadie se presenta a las elecciones... Muchos cuando acaban la carrera consiguen directamente por enchufe becas y puestos de cierta relevancia, como becarios en el consello da cultura galega, como bedeles en alguna facultad (en la de historia el bedel-portero fue cachado 'in fraganti' cuando hacía pintadas independentistas en los baños, que manda carallo)Solo desde que unos cuantos radicales pusieron una bomba en un cajero de Caixa Galicia se les empezó a dar caña de verdad. Hay profesores en la USC que han tenido que soportar a estos fachas nazi-onanistas insultándoles y llamándoles "españolistas" por no dar las clases en gallego. En fin, que de tanto pasar de ellos, al final han cogido fuerza y representación sin tener derecho a ella, teniendo el pasotismo de los demás como único aliado.

Un saludo.

M. dijo...

Gracias FPC, mencía, anónimos. Ya ven que ahora no faltan cafres que dicen que la "tensión" a la que se refiere Zapatero con Gabilondo es exactamente eso que le pasó a San Gil. Del terrorismo, incluso de su presión, se aprovecha todo, como del cerdo.

M. dijo...

Gracias también, Jorge. Un abrazo.