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miércoles, febrero 7

Un año complicado

La muerte de Erika Ortiz ha provocado uno de esos clásicos juegos de cintura entre la prensa española que para sí quisieran muchos defensas del Madrid. La chica apareció muerta en su casa: hasta ahí parece llegar el delgado hilo de la versión oficial, que al tratarse de la Casa Real es un hilo tan resistente como opaco. Tenía 31 años, una hija de seis y se había separado recientemente. Luego llegaba la apoteosis: padecía una especie de estrés, algo de ansiedad, había estado o había pedido una baja, estaba simplemente deprimida, no pasaba por un buen momento. La versión digital de El Mundo ofreció este link: “Trágico desenlace tras un año complicado”. Casi todos los medios daban la noticia informando que había aparecido muerta en su casa y, a continuación, que la familia pedía “respeto y prudencia”. Todos a una diciendo sin decir, dejando caer la manzana de la sugerencia en el cesto de la hipótesis popular: piense usted lo que quiera. Si uno buscaba “suicidio erika ortiz” a las siete de la tarde en los teletipos no aparecía nada. En internet iba todo un poco más rápido: el diario mexicano El Informador decía: “Se desconoce si fue un accidente o un suicidio. La Casa Real ha pedido intimidad”. En los foros, por supuesto, se despachaba el asunto sin solemnidades, a monte. Los suicidios son platos incómodos: uno duda en echar mano a los cubiertos o dejarlo pasar. Es un decisión personal, íntima. Y la familia ha pedido respeto y prudencia: no es una familia cualquiera. Por lo tanto, tocó llenar los minutos de la crónica rojinegra con discursos subterráneos. El festín que se dio Tele 5 hizo olvidar incluso el sarcasmo sibilino desplegado por la misma cadena a cuenta de la supuesta depresión de Erika Ortiz. Adoptaron un tono consternado que desprendía hipocresía pero que llegaba muy dentro. Ahí estaban los rostros constreñidos de Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcayde atendiendo llamadas tan fabulosas como las de Paloma Barrientos, que aseguraba que Erika Ortiz nunca se había acostumbrado a estar en el foco público por ser hermana de la Princesa de Asturias. El imperfecto compuesto tenebroso paseándose impune por la degradante atmósfera de Aquí hay Tomate no inquietó a nadie: fruto de esa mal llevada fama a Erika pudo darle, quién sabe, un infarto. El argumento gustó, y por un momento se temió la imagen superpuesta de Letizia Ortiz con algún subtítulo aterrador. Afortunadamente, fue todo un susto, pero al espectador se le quedó mal cuerpo. En la misma cadena la muerte tuvo rápidamente respuesta mediática, y un intrépido reportero se acercó a la casa de la finada para dar parte de lo que allí ocurría. Decenas de curiosos se asomaban al portal y colapsaban con sus dimes y diretes la calle. ¿Qué se esperaba? ¿Una rueda de prensa de la familia? ¿Un expectante ‘cómo estás’ al padre de la muchacha? No: algo bastante más descriptivo. La salida de la caja, la aparición de los “restos mortales” y su alegre paseíllo hasta el coche fúnebre: imágenes de envergadura. Y lo que se trataba era de pillarlo, por supuesto, en fabuloso, riguroso directo. Mientras, el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Fernando González Urbaneja, apelaba a la responsabilidad de los periodistas, especialmente a los directores de las televisiones, para que “se marquen unas líneas claras de lo que no se puede rebasar”. Urbaneja se ha quedado antiguo: desde hace muchos meses son los cadáveres los que reinan en el prime-time.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me intriga profundamente saber si tiene usted mil ojos. Uno lee la noticia en alguna página de internet y el resto se lo imagina... hasta que tu haces ronda mediática y nos mantienes informados.

Y dudo de eso (de la cantidad de ojos, digo); pero en lo demás coincido totalmente. A los presentadores de televisión se les paga por las risas compungidas y la ironía en el fondo de los ojos (algo que en otro tiempo era exclusivo de María Teresa Campos). La noticia del día fueron las lágrimas de la Reina en Indonesia, las fotos de Erika con aquel vestido rojo en día de la boda y la imaginación yendose ya con la primera foto de Letizia (que, dicen, insistió mucho a la reina para que no volviera tan apresuradamente). al final, hasta yo me sorprendo de lo que sé... hasta el más inexperado entiende de los más mínimos detalles.

saludos!

Un saludo

Anónimo dijo...

Creo que aquí lo acertado sería preguntarnos por qué no se pide el mismo respeto y el mismo tratamiento comedido para los sucesos que tocan de cerca a las personas normales, a lo que no tienen parentesco con la realeza. Ya se que está de moda ser soez y grosero, al estilo House, por eso la gente corriente deja que se vulneren sus derecos con total impunidad. La educación, bien entendida iguala a las personas y es fundamental para convivir en democracia. En una ocasión en la que alguien alavaba la grosería del autor de este blog y él se jactaba del mucho que se servía de sus malos modales, no pude evitar preguntarme. ¿Será este valiente grosero igual de valeroso ante una pareja de ancianos o una jovencita que ante el director de su periódico? Todos conocemos la respuesta, ¿verdad? Reivindico la buena eduación.

Anónimo dijo...

Otra fue la Paloma Gómez Borrero, una de las primeras en apuntar el suicidio de la muchacha. De hecho en youtube se puede ver como, tras su metedura de pata, se corta la converación telefónica entre la periodista y los cultísimos y apenadísimos J.J. y C.A.
La tía se ha suicidado y punto. No es un tema agradable y menos aún las especulaciones del estúpido por qué... Sólo aquellos que viven una pérdida así sabrán como sentirse. Pero no estaría mal un comunicado de la Casa Real o, mejor aún, de la familia plebeya de ella. Así se evitarían especulaciones y dolce vitas & Co.
El respeto de los periodistas no está reñido con que se diga la verdad sobre el trágico suceso. Eso sí, sin pruebas y fuentas fidedignas no se puede dejar rienda suelta al mero murmullo de barrio. Y a como tú Jabo muy bien explicabas en el artículo. Con Marichalar y Carmina se ha hecho algo parecido, todo esto muy entrecomillado, claro.
No tardarán en hacer especiales de 4 horas e incluso habrá alguno que piense que Globomedia debiera dedicarle su nombre al próximo edificio que construya la productora.
El suceso se ha convertido de dominio público cuando una reina de España ha abandonado un acto oficial de cooperación con Asia, financiada, ah que casualidad! por todos los españoles, jeje. Llámenme republicano, pero hay cosas que me enfandan muchísimo.
Perdón por la parrafada.

pedro dijo...

Coincido totalmente con el usuario anónimo en que si se trata de una real y poderosa familia, hay qe tratar con guantes de seda el asunto; si la familia es del montón, se entra a saco en la intimidad y el dolor, se escarba con morbo y sin respeto. Unos nacen con estrella y otros estrellados. Por ese motivo (esa férrea autocensura en torno a la familia real) nunca veréis al rey con una copa en la mano, ni se destapan en la prensa sus chanchullos económicos (y los de sus yernitos), ni se publican sus salidas a lupanares de lujo...
En cuanto a las causas de la decisión de la chica, creo que no hay que darle muchas vueltas: según leí en El País, el día siguiente volvía a trabajar. Yo la comprendo.

Anónimo dijo...

-¿¿¿Un comunicado de la Casa Real o de la familia??? Alucinante. De hecho podía haberlo redactado la princesa, que para algo es periodista.
-"Reivindico la buena educación". Ya somos dos, me apetecía compartirlo.
-"En cuanto a las causas de la decisión de la chica, creo que no hay que darle muchas vueltas: según leí en El País, el día siguiente volvía a trabajar. Yo la comprendo". Aquí ya paso de hacer comentarios...

L.P.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
M. dijo...

Todos tenemos una primera vez. La mía es esta: he censurado el anterior comentario. Primero, porque está escrito todo con mayúsculas, y eso es una vulgaridad. Segundo, porque se insulta con palabras tan rebuscadas como “puta” y “zorra” a un cadáver, y eso es de mal gusto. Y así todo seguido. No hay referencias al artículo: si las hubiere, actuaría como TVE y las reproduciría aquí. Censuro, pero explico lo que censuro. A lo mejor en mi segunda vez ni eso. Y en la tercera, ordeno fusilar. A lo mejor hasta le voy cogiendo el gusto.

Saludos.