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lunes, abril 30

Con ocho basta

Retrato a Bic de un domingo perfecto: resaca ligera y larga ducha tratando de encajar rostros y conversaciones de una noche de copas, comida en un restaurante de confianza (empanada de zamburiñas, salpicón de marisco y pollo de la casa), sobremesa de chupito en la que me entero, tarde y divertido, que los gitanos llaman a los ecuatorianos “payo-poni”: y ya en casa, tras una primera lectura de los diarios, salen a la pista Nadal y Cañas a batirse en duelo en una final del Godó. Rumio una satisfacción casi morbosa pensando en esas horas de domingo en las que no hay nada que hacer: un estado contemporáneo de felicidad que deja en suspenso el ochenta por ciento del cerebro para prestar atención, únicamente, a la bola que va endiablada de un lado a otro de la pista. Hasta que se interrumpe fatalmente la emisión. Miro hacia E., consternado: ¿qué ha pasado? ¿Qué ha pasado?, me pregunto ya de rodillas mientras me golpeo furioso el pecho. E instintivamente zapeo, porque preveo la noticia: la televisión siempre ha tomado con mucho rigor el pulso a la sociedad. Cuando Franco se apresuraba a morir, la dictadura desplazó un programa de variedades dedicado a Julio Iglesias por Operación Birmania. El día después de los atentados del 11-M la televisión pública cambió la programación para emitir un documental sobre ETA. En la noche electoral del cambio político en Galicia después de 16 años del PP la TVG emitió una reposición de ‘Se ha escrito un crimen’. Y todas al unísono, en franca hermandad, paralizaron ayer el país para saludar a la segunda hija de los príncipes de Asturias, untar la mermelada del notición dejando pringada la parrilla y anunciar especiales protagonizados por lo más variado de la carroña nacional. La monarquía, como la Iglesia, se sostiene por unas envaradas reglas que uno tiene que aceptar cuando está dentro. Una de esas reglas es la poesía: la sangre azul. Por eso Peñafiel se llevó las manos a la cabeza: porque si la nieta de un taxista, dijo, se casa con un príncipe, esto no es una monarquía. “La monarquía del siglo XXI”, le contestaron. Pero monarquía y siglo XXI no cuajan: no funcionan juntos. La monarquía es feudal o no es: lo que hay en España es un apaño, un remedio al que ya va siendo hora de someter a la voluntad popular. Desde luego, que cuenten los Borbón con el periodismo. Y otra de las reglas de la monarquía es su discriminación de acero: la distinción entre el primer hijo y los demás. Con Leonor se entendió el fragor de la sociedad y la emoción del marujeo: la pitufa va para reina. ¿Pero para esta niña hacían falta tantos tambores? A esta niña una nota, un fax si se quiere, y a seguir a otra cosa: al partido de Nadal, mismamente. Lo que pasa es que además de ciudadanos (o precisamente por eso) somos también felices contribuyentes. Eso da una nueva perspectiva: la niña es una boca más a la que ofrecer el pechito saltarín del Estado. Claro: el periodismo inteligente presupuso la inteligencia del espectador. “Debajo de nuestras enhorabuenas”, quiso decirnos, “debajo de esta inmensa alegría que empapa hoy al pueblo español, de estas declaraciones oficiales y reacciones políticas de bienvenida y dicha eterna, hay una constatación”: la Constitución debe reformarse cuanto antes, pero no para reformar el orden sucesorio, sino para regular la llegada de Borbones. No se puede tolerar esa exuberancia: ¿dentro de un siglo cuántos serán? Es bastante más preocupante la llegada de Borbones que la de inmigrantes. La construcción, por ejemplo: ¿hay posibilidades reales de que algún Borbón se meta a peón de obra? Si se van los inmigrantes, la economía corre el riesgo de colapsarse: esto nos lo dijeron en la comida. ¿Tienen papeles los Borbones?, pregunto en alto. Nadal acaba de enterrar a bolazos a Cañas.

10 comentarios:

busto.agolada dijo...

Ola Manuel: gústame o teu estilo analítico-incisivo da nosa vida político-social. É un pracer lerte case a diario e comprobar o acerto dos teus artigos coma este sobre o anacronismo da monarquía e os seus costumes. E as repercusión que iso nos supón.
Un cordial saúdo desde a amizade común que temos con Xosé Vázquez Pintor.
Manuel Busto Galego

Mabalot dijo...

Manuel, sino fuese porque ya escribes en un periódico te diría que tienes que publicar eso en un periódico.

Quien me iba a decir a mi que acabaría leyendo sobre la niña. Por cierto, ¿este artículo lo publicaste?

Yo me uno a ti en tu preocupación razonabilísima: "Es bastante más preocupante la llegada de Borbones que la de inmigrantes."

Aunque, para hablar de la niña o para hablar de lo mucho que se habla de la niña no se habló de otra cosa en todas partes.

Anónimo dijo...

Seguro que si se sometiera a voto popular seguiríamos siendo una monarquía (por desgracia). Los españoles tenemos un sentido del deber (a alguien) muy grande... Aún no hemos superado la fase de la Transición (en muchos aspectos)...
Los Borbones, xente da tralla -como di unha moi boa amiga miña-, comer e foder, comer e foder, comer e foder...

Serafín Alonso

PD. Perdón por el vocabulario

M. dijo...

Manuel Busto, non sabes a alegría que me esperta a túa visita. Ti es o primeiro culpable dun sábado de excursión que pasarei en breve en Agolada: como para resistirse coas túas entradas e as túas imaxes. Grazas polas túas palabras e un saúdo para ti e para o noso amigo.

Mabalot, lo publiqué, sí. Hablar del espanto no es fácil, desde luego. Estas grandes noticias destinadas a cambiar la Historia, y esos ciudadanos sosteniendo carteles de colores a la puerta del hospital con los nombres de Leonor y Sofía sólo producen eso: espanto. Saludos, amigo.

Fin, comer e foder, comer e foder. No se puede definir mejor. Pero eso no tiene mucho mérito: lo podemos hacer todos. Lo jodido es lo que gastan. Mira, de la monarquía no nos va a salvar el pueblo: nos va a salvar Durex. Saludos.

Anónimo dijo...

Escribes muy bien y demasiado también

Saludos

Anónimo dijo...

vgtMe ha encantado leerte con la resaca de este festivo a cuestas. Me he reído mucho y me ha cundido la visita al ordenador. Te imagino golpeándote cual King Kong el pecho siendo testigo de ese pulso a la sociedad... que bueno que siempre queden fuerzas para retratar esos días. Un gustazo.

Mil gracias y enhorabuena.

:P

Al

conde-duque dijo...

Muy bueno, Manuel. Lo has clavado.
Te recomiendo leer un libro que salió en enero de este año: "Panfleto contra la Monarquía. Sobre la inutilidad de los reyes", de J. L. Rodríguez García.

Anónimo dijo...

Leo en un periódico digital lo siguiente:

"Como si formara parte del protocolo, el Rey Juan Carlos no se pega ninguna carrera por conocer a sus nietos. El abuelo paterno de la nueva Infanta de España no acudió a la clínica Ruber hasta ayer por la tarde, dos días después de haber nacido la hija del Príncipe. La razón es muy sencilla: el monarca estaba de puente.

Don Juan Carlos llegó sobre las seis y diez de la tarde a felicitar en persona a su hijo, el Príncipe Felipe, y a Doña Letizia por el nacimiento de Doña Sofía, su octava nieta. A esas alturas ya había pasado por la clínica Ruber Internacional todos los familiares ‘reales’ habidos y por haber. Pero en medio de un puente, nada ni nadie puede apresurar al rey. Según argumentan fuentes conocedoras de su entorno, para él los días de asueto son lo más sagrado.

Sin embargo, algo más que esa explicación circulaba por los mentideros de Madrid. La versión oficial es que Don Juan Carlos acudió a conocer a la pequeña Sofía “nada más regresar tras un viaje de carácter privado que le ha tenido ausente de la capital estos días”. Un viaje que, según se rumorea, podría tener como destino algún país extranjero, o bien, una jornada de caza junto a su inseparable Alberto Alcocer... o vete tú a saber, que, cuando se trata de inventar, el magín de los españoles da para mucho.

De todas formas, los Príncipes no se ofenden por el desplante ya que no es la primera vez que el Rey de España tarda en conocer a sus nietos. Cuando nació la hija menor de los Duques de Palma, Irene Urdangarín, el 5 de junio de 2005, la noticia le pilló junto a su esposa la Reina Sofía en París viendo la final de Roland Garros.

La Reina se apresuró en acudir a la clínica Teknon de Barcelona para estar junto a su hija la Infanta Cristina, incluso ayudó a su yerno Iñaki Urdangarín con los tres hijos mayores. El Rey, sin embargo, no fue hasta el día 9 porque tenía una cita en Madrid con el presidente de Lituania. Y es que las prisas nunca son buenas consejeras".

No comment

PD: sin embargo, estimado Jabois, no comparto su comentario comparando a la monarquía con la Iglesia. Pero esto es harina de otro costal y merece opinión aparte. Si compara a las dos instituciones con el antiguo régimen (el feudal, off course)tiene un pase, pero si no se está metiendo usted en camisas de once varas.

Suyo, E.

Dinintel dijo...

Lo de los payoponis es antiguo, pero justificado su poco uso en Pontevedra...

Dale un vistazo a esto, que no lo pueden ni publicar:

http://www.nodo50.org/unidadcivicaporlarepublica/documunntosrep/un%20rey%20golpe%20a%20golpe.pdf

Jugoso, enjundioso y de lectura amena...

M. dijo...

Gracias Al, espero que te pases a menudo con esa voluntad. El gustazo será mío.

El título promete, Conde.

Gracias por el enlace, Dinintel. ¿De verdad no hay nadie que pueda publicar eso? Lo tengo ya impreso, calentito. El título promete aún más: "Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón".

Erasmo, el pueblo ve al Rey con simpatía precisamente por eso: campechano, pasota, ligón, cercano, pasándose el protocolo por el forro. O sea, un Rey ejemplar y querido. Vaya, vaya.

PD: Acerca de la comparación, entrevisté ayer mismo a Enrique de Castro, el cura rojo de Vallecas al que Rouco ha cerrado su parroquia. Estuvo por aquí dando una conferencia. ¿En la Iglesia conviven varias Iglesias? Yo creo que sí, pero la minoritaria parece más atractiva. Lo digo desde fuera, ojo. En cualquier caso, la comparación se refería únicamente a las reglas, y su inexcusable obligación de cumplirlas. Nada más (y nada menos).

Saludos.