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viernes, abril 27

El sueldo de Mariano

Pontevedrinos: la expresión la repite ansiosa B. con ese habitual ojo clínico teñido de maldad que le asalta en las tardes perezosas. El pontevedrino es el pontevedrés pontevedrés, defensor de la causa y fuerza viva. La expresión ‘fuerza viva’ merece ser estudiada a fondo en otro momento. Diremos ahora que las ‘fuerzas vivas’ de la ciudad fueron en su momento una obra singular del periodismo local, y a su carro se sumaron entusiasmados, dándose por aludidos, desde el más conspicuo dirigente vecinal hasta cualquier edil con ínfulas, pasando seguro por algún presidente de una comunidad de vecinos que se negará, muy a su pesar, a ser comparado con la caricatura de Juan Cuesta. Es en las manifestaciones donde mejor se reproducen gráficamente las fuerzas vivas, y mientras la prensa recoge el término con ardor ellos se apartan a codazos para salir delante de las cámaras. Pontevedrinos los hay de muchas clases: los incorporados desde la izquierda hasta la derecha de rompe y rasga, entre los que predominan. Dos de éstos, no identificados, se pararon ayer en una calle del centro y entablaron una breve conversación de la que sólo escuché una vaga referencia al “sueldo de Mariano”. Rajoy aquí es la brújula social de la derecha contemporánea y urbanita que ve con espanto el aterrizaje en la ciudad de Telmo Martín, su candidato después de todo. Utilizan “Mariano” para reconocerse entre ellos y subirse, de paso, al escalón de la amistad fraternal con el rey sin corona. Si hablan contigo y tú sólo conoces a Rajoy de alguna rueda de prensa, o de una presentación sin importancia durante alguna campaña electoral, te cogerán del brazo fraternalmente, te llevarán con ellos unos metros y te harán cómplice de una confidencia amable sobre “Mariano”, buscando de reojo en tu mirada algún brillo mortecino de admiración. Durante las visitas privadas de Rajoy a Pontevedra los pontevedrinos apenas se prodigan (el líder llega la búsqueda de sus raíces y al encuentro de la familia, rodeado tan sólo por su pequeño círculo de confianza: Pilar Rojo, Ana Pastor, Paco Villar y por ahí todo seguido), pero cuando la visita de Rajoy tiene rango de noticia es habitual verlos vigilantes a su alrededor, tratando de alcanzar un breve saludo, acaso una sonrisa, un apretón de manos entre tantos o una mirada que el pontevedrino interpretará afectuosa. Llegará a casa a la hora de comer nuestro héroe, aguantará hasta el segundo plato y sólo entonces, mediada la botella, dirá que esta mañana ha estado con “Mariano” y “Mariano” le ha pedido que le dé un fuerte abrazo a su familia. Satisfecho, beberá lo que queda de botella antes de los postres y sus hijos tendrán que llevarlo a peso para cama mientras la mujer llora en silencio, por la emoción o por el susto. A lo mejor fue ese hombre el que comentaba ayer en el centro algo acerca del “sueldo de Mariano”. Quizás lo dijo incluso con ese sutil tono de suficiencia de quien está al tanto de lo que cobra “Mariano” e incluso dónde mueve sus pesetas. Y seguro que luego apostilló que “Mariano” como registrador de la propiedad cobraría un millón de veces más. Ya dice hoy Pilar Cernuda en su columna que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición cobran menos de lo que deben por la responsabilidad que tienen, y que hay mucho comegominas en vocalías y organismos de postureo que cobran el triple por rascarse, mansamente, el forro de los huevos. Pero se olvida Cernuda del largo después: los libros para Planeta de Aznar, sus lecciones soberanas como profesor Bubú en Yellowstone y su silla en el Consejo de Administración del grupo de Rupert Murdoch (cuyos periódicos llaman puntualmente a los etarras “separatistas vascos), las pensiones vitalicias o las conferencias de Felipe González y su cariñosa amistad con Carlos Slim. De todo eso hablarán a buen seguro, siquiera ficticiamente, los pontevedrinos en la próxima visita de “Mariano”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El tío cobra 600 euros más que el presidente. Si al final no va a ser tan tonto como parece el señor Rajuel...

Sonche xente da tralla!!!
Serafín Alonso

Anónimo dijo...

Pontevedrino, B. si que sabe. Sen ánimo de salpicar esta gran columna do Manuel, quixera enagadir algo sobre esa marabillosa especie que se dá, como di a palabra, na ilustrísima capital do Lérez. Que sería da praza de Curros Enríquez ou da glorieta de Compostela (por moito que Lores e Mosquera cambien o urbanismo)sen eses cativos con pantalón corto en pleno inverno, eses calcetíns altos con pompóns, eses vestidos con lazos e bordados que nunca, nunca, nunca xamais atoparías en Zara (ou esa tenda infantil do Amancio de cuxo nome non me acordo). Que a estas alturas sigan pervivindo estas estampas dá fe de que a especie pontevedrina é, basicamente inmortal. Os "Marianos" seguirán estando aí eternamente, aínda que o río deixe de cheirar, aínda que cambien Ence de sitio ou que fagan a dichosa circunvalación.

Anónimo dijo...

Un saúdo, Fin!!!!!!!

Ch.