Dentro de la perversa lógica que va moviendo el mundo es perfectamente natural que un muchachito adolescente se sugiera, se arrime e incluso provoque abiertamente, sea gay o no. Con quince años empieza uno a estar cansado de la manola, y lo que le queda. Que la berrea alcance a los curas no deja de tener su encanto: también ellos son hombres, muchos arrastran la falda con rimbombante sensualidad y encarnan lo prohibido, casi lo sagrado. El obispo de Tenerife ha dicho esto abiertamente: lo ha denunciado implacable con su dedo índice agitándose en la sacristía. “Hay adolescentes de trece años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo”. Por supuesto, señor: me hago cargo. Seguro que también usted tuvo trece años en algún momento de su vida, y antes de la llamada de Dios sintió la llamada, más prosaica, del cuerpo. Eso no es ningún problema. Es bastante más natural, desde un punto de vista puramente humano, desear sexo con trece años, e incluso buscarlo sin piedad entre las faldas de sus curas, que comparar la satánica homosexualidad con la pederastia (ese pecadillo de juventud al que tan aficionada es la Iglesia) aunque usted lo justifique como “una forma de sexualidad distinta”. La barrera entre el niño de trece años que busca sexo y la persona mayor de edad que recibe sus propuestas es la Ley. Si la persona mayor de edad es además sacerdote la situación es fascinante: la tentación llegó con la manzana, y también a Jesús el diablo le mostró las riquezas que podría poseer en caso de cambiar de equipo. No me digan ahora que si Cristo renunció al mundo entero van ustedes a doblar la rodilla porque un tierno púber se desabroche el botón de una camisa.
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7 comentarios:
Buenas, Manuel.
Un poco de polémica antes de terminar el año: acabo de leer este post http://www.martariveradelacruz.com/blog/2007/12/de-la-ayuda-al-pesebre.html
y, aunque creo recordar que una vez le diste un palo a la chica en cuestión por este mismo tema de las subvenciones a la literatura gallega, yo creo que tiene razón en todo lo que dice en este post. Me gustaría saber lo que opinas sobre el tema.
Feliz Año a todos.
Jajaja, lo recuerdo, lo recuerdo (más bien: lo he ido a recordar). No fue a cuenta de las subvenciones, sino de lo pesada que se puso porque la Xunta no le hacía nunca caso: se ve que la tenían vedada. En eso que leo ahora (demasiado rápido, sí) mi querida coñazo tiene, básicamente, la razón. Lo que sigo sin entender es por qué el llanto aquel, tan pesado: si como ella dice publica en Planeta, que es una empresa privada, ¿tiene que hacer la Consellería de Cultura la propaganda de su obra? Además, ¿cómo puede una administración tener vedada a una escritora? ¿No dándole una consellería, no invitándola a congresos, no dándole subvenciones...? Pues coño: qué carajo te importa... Si a ti te leen, como bien dices, los lectores, no los políticos, ¿por qué tanto interés en los mimos? Yo siempre he creído que un escritor debe escribir, publicar, escribir y publicar. Y quien quiera que lea.
Feliz año, querido.
(Leo en Casa Mabalot que no tenías controlado a Cuiña: ay, Conde, Conde..., lo que te has perdido)
Al margen de consideraciones históricas, cuando se habla de iglesia española, nombrar a Cristo chirría.
Es inconcebible que desde la jerarquía eclesiástica se puedan decir tantas burradas y no ser sancionadas desde la cúpula de esa jerarquía. Tremendo bochorno social, compañero. Buen post. Feliz año y muchas cositas buenas. Un abrazo.
"El laicismo radical puede llevar a la disolución de la democracia" o algo así se dijo el sábado, ¿no? Debían de estar pensando en Irán. Gracias por el enlace, Guillermo. Saludos y disculpad mi ausencia: arrastro una larguísima y violenta gripe.
Cuídese Sr. Jabois, para la gripe lo mejor es la camita y, sobre todo, el calor de pecho ajeno, que sube la oxitocina y nos mantiene sanos.
Feliz año.
Hipocresía del obispo.
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