Los relucientes calcetines morado obispo de Pedro J. apoderándose de la portada de El Mundo aventuraban una entrevista gloriosa a Mariano Rajoy. Sólo podía cerrarse de una manera, con una foto para la Historia y un pie antológico al día siguiente. Tras ocho horas de exhausta conversación se ve al líder del PP dirigiéndose a una chaqueta colgada de una silla, y el periódico avisa: “Rajoy argumenta una de sus respuestas en su despacho de la calle de Génova. En primer plano, la americana del director de El Mundo”.
Acabaron el debate en Santiago (tiempo les dio a hacer el Camino), y allí hubo secretas confesiones de carácter más íntimo. Surgió, por ejemplo, Carla Bruni, y eso que se empezó aceptando Sangenjo como lugar de veraneo. Fue para que Rajoy nos sacara de dudas: dice Sangenjo por “esa manía de cambiarle los nombres a los sitios”, que curiosamente es la misma razón por la que, en realidad, hay que decir Sanxenxo. Sin embargo, apartada la hojarasca de la política e incluso su delicioso factor humano, Pedro J. le habló a Rajoy de mujeres. Probablemente a esas alturas las preguntas ya las estaba realizando la americana. Por eso la marea trajo algo aún más desconcertante: ¿haría él en el amor, Mariano Rajoy, registrador de la propiedad con plaza en Santa Pola, lo que Sarkozy? “Tenga en cuenta que soy de Pontevedra”, contestó el candidato sin inmutarse. “Allí no hay modelos-cantantes: o son modelos, o son cantantes”, tuvo que seguir.
La frase parece una variante formal de aquella dicha por Carmina Ordóñez para sacarse las preguntas de encima: “A mí plín / soy una Ordóñez Dominguín”. Rajoy, en cambio, prefiere apelar a su origen para negar futuro de donjuán, como si nadie en Pontevedra se hubiese divorciado alguna vez y se emparejase luego, respetando o no el luto, con una gachí más joven. O viene muy poco Rajoy o no le informan bien. Una de las gozosas obligaciones para con nuestros emigrantes es informar de los cuernos, los abandonos y las separaciones que se producen, para escándalo y sonrojo, en la querida sociedad local: son esos felices chascarrillos, muchas veces exagerados por el acervo popular, con los que no suele atreverse Clara Aldán, y mejor para ella (y peor para el Diario). Otra cosa diferente es que Rajoy, con su frase, quisiese subrayar sus escasas probabilidades de éxito: “¿Carla Bruni? Oiga, pero si yo soy de Pontevedra. Después de las pirámides, a dónde la llevo yo: ¿a los petroglifos?”.
Poco importaba: se había evaporado Bruni, y con ella el bravo perfume de su pasión. Quedó el ya famoso “yo soy de Pontevedra”, que con su éxito se postula a comodín de cualquier cosa, desde impuestos a terrorismo: será el particular “no tengo el chocho para farolillos” del PP. Claro que era el titular de la entrevista (¡de la campaña!), pero Pedro J. no lo vio muy claro. En lugar de eso, le regaló a Rajoy un cupón de los ciegos, agradeciéndole la entrevista y deseándole suerte, y le dejó torero la chaquetilla para que Rajoy se explayase con ella mientras él fue a estirar sus largas, poderosas piernas sin dar explicaciones. Al fin y al cabo, es de Logroño.
5 comentarios:
Ahora no puedo dejar de pensar que Pedro J. se dejó la chaqueta y Rajoy se la ha llevado al despacho de Génova y allí diserta largamente, ay.
Sabía que no lo ibas a dejar pasar. "Soy de Pontevedra". ¡¡¡Por dios!!!
"Plaza del Toral", dijo. Quedaron en la plaza del Toral. Si paras a alguien por la calle ahora mismo no hay nadie que se entere de qué cojones es eso.
Praza do Toural. Una cosa es ser un folclórico y otra salirse del tiesto, y este tipo se salió mucho del tiesto en la citada entrevista.
Seguro que de registrador de la propiedad tiene su guasa y hace sus chistes, porque lo que es de candidato hasta el soseras aburrido de Zapatero parece el puto James Brown a su lado.
Alta política; ver para creer. Por lo menos me hecho unas risas con tus artículos.
La americana está ahí en plan amenaza, como un guardaespaldas. La toga y las puñetas, que dijo Santiago González: la autoridad. En la esquina de la foto se asoma el piececillo de Pedro Jota. Rajoy mira de reojo a la americana, porque uno nunca sabe. Quién manda, ¿la americana o Pedro Jota? "Soy de Pontevedra", recuerda de repente. Pero eso, ¿qué quiere decir?
Dale un vistazo a esto:
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Vergoñento o do señor Mariano Rajoy, agardemos que non se pase por Pontevedra nesta pre-campaña a pedi-lo voto, é a máis fiel estampa de señorito castellano, o de ser de Pontevedra pode resultar anecdótico, porque en realidade a nosa cidade ben se ve que lle queda moi pequena, él é un home de altura, de grandes palabras e de grandes xestos, pero nin tan sequera un pola súa cidade, somentes para faltar ao respecto aos que vivimos e traballamos por ela dia tras dia, repito, unha vergoña a actitude lamentable do ¿líder? do Partido Popular....
e o piso nin tan sequera era del, o seu polo visto está na Ferreria, nese que din costa 1.000.000 de euros.
un saúdo
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