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sábado, febrero 21

Las siete ubres gallegas

Es lugar común que Miguel Anxo Fernández Lores es el único alcalde nacionalista de la siete urbes gallegas. Todavía nadie que se sepa ha cometido esa errata maravillosa de las siete ubres cuando el destino lo está poniendo tan fácil. Hay erratas que deberían estar exigidas por ley. Una vez alguien, a propósito de aquel conselleiro de Sanidade, tituló: «El Cochón se reúne hoy en Pontevedra». El periódico sin erratas es como un animal dormido.

Lores está haciendo la campaña sobre un bastón y ayer, en Marín, apareció Méndez Ferrín, que se deja las lesiones en casa. Ferrín es candidato a la Presidencia de la Xunta y al Nobel de Literatura. A la primera se postula y al segundo anda sonando. Hace poco recibió el homenaje unánime de la cultura gallega y ayer recibió el calor de 50 compañeros del Frente Popular Galego. Las proporciones se lo ponen fácil a Ferrín, que no desiste y a ratos hasta se entrega. Dijo varias cosas, entre ellas por qué los marineros embarcados y los emigrantes gallegos que se ganan la vida en el País Vasco y Cataluña no pueden votar, y sí los tataranietos cubanos o hasta «Facundo IV de Venezuela». Pidió entonces, porque el razonamiento se lo pedía a gritos, que votase Fidel Castro, ilustre vecino de Láncara. Pero Ferrín sabe tan bien como yo que de votar Fidel votaría a Fraga, y Fraga aún es viejo para presentarse.

Hace años, en un mitin, José Crespo anunció un censo de vacas en Lalín. El compromiso del PP con las vacas es ilusionante. En las últimas elecciones generales Alberto Núñez Feijóo lanzó un mensaje apocalíptico: «La vaca es un animal interesante». La frase inauguró un tiempo. Ayer Feijóo, consciente de la gravedad del destino, dio un paso más allá. En la visita a una explotación ganadera de Rois le preguntó al dueño de la granja por qué todas las vacas tenían nombre de mujer. No era un chiste. Era una duda alimentada con el paso de los años que probablemente no le dejó dormir durante noches y decidió desempolvarla allí, en el campo, a tumba abierta. El ganadero fue implacable: «Non lles vou chamar Xulián». Feijóo siempre ha presumido de estar arraigado al rural y públicamente ha dicho que su primer amor era una niña lechera con la que recorría la aldea para hacer el reparto. En su momento dijo uno que ya sabíamos que cuando la gente corría delante de las lecheras Feijóo coría detrás, pero una vez visto el panorama vaya usted a saber si la leche la ordeñaba de las ubres del buey o la lechera directamente se llamaba Xulián.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si correr delante de las lecheras continúa como marchamo engañoso para inflar currículums de gente con poco más que culo y prolongaciones,seguirá dandosele más valor a la foto que al trabajo .Mala medida para cualquier tiempo .
Si a día de hoy, con más años de autonomía que vida transcurrida para muchos votantes, nuestros Marineros todavía no pueden votar, es una clara explicación del intemporal trabajo de los sindicatos;está fácil mitinear a la salida de la boca de la mina, pero nadie se quiere mojar en temporadas de meses fuera de casa o en mareas más duras que la regata esa por los mares de Tasmania .
Y lo de no dejar votar a gallegos residentes fuera de Galicia,mientras lo hacen Nietos de los que se marcharon jóvenes y no regresaron ni en forma de cartilla de ahorro en Caixas, indica para qué se montó el negocio y quienes son sus usufructuarios .
Todo menos gallegos, pues infravaloran la dureza de estar en camino, sin posibilidad de retorno, siendo como somos un producto más viajando en el tiempo desde la fraga a los sargazos, ida y vuelta .
SEito.

Anónimo dijo...

Que netos de galegos que non teñen practicamente vinculación algunha con este País, poidan decidi-lo futuro dos que estamos aqui dia tras dia traballando para levantar todo isto é algo que non alcanzo a entender, despois de anos e anos falando do CERA tanto uns coma outros non dan arranxado este problema, é algo cuasi insultante, como ben apuntades, que esta xente, que na súa maior parte coido que seguirán a pensar que aqui governa inda Manuel Fraga, poidan votar, e non galegos emigrados a Euskadi ou Catalunya ou embarcados polo mar adiante, ¿como pode ser posible que ao longo de todos estes anos houbera xente votando despois de morta, votando varias veces e coñecendo isto non pasara nada?

No tema de Feijoo e a cooperativa leiteira de Feiraco, a conversa ten a súa coña, pero o máis perigoso é que este home ten un total descoñecemento do medio no que se desenvolve, non digo que saiba diferenciar rubia de frisona ou cal é para leite e cal para carne, pero mete-la pata ate o fondo desta maneira en que o fixo non ten perdón.

Un sáudo Manuel, e parabéns unha vez máis polo artigo.