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martes, marzo 31

Frente al pelotón de fusilamiento

Alberto Núñez Feijóo es ahora presidente in péctore de Galicia, algo así como el vispapurú de una tierra a la que su madre santificó como nuera. Con ese cargo tan sui generis se fue el domingo a la aldea, Os Peares, donde dio un titular extraordinario: «Aquí lo conocí todo». Fue una frase tan de García Márquez que por un monento parecía que iba a añadir: «Incluso el hielo». Fue lo que el periodismo llama con alocado entusiasmo un «baño de multitudes». Pocas emociones más incontenibles hay que el regreso al terruño de la infancia del guerrero. Cuando Julio César celebró con el pueblo las victorias no ahorró en desfiles tremebundos y espectáculos de fieras y gladiadores que la ciudad festejó atónita. Feijóo a Os Peares llevó a Baltar, puso allí empanada y pulpo en la mesa y cobró veinte euros. El pueblo respondió al envite como suele: enfervorecido. Lo que se perdió al caer Roma.

El día antes hizo Feijóo presidenta del Parlamento gallego a Pilar Rojo, tan de Pontevedra como Mariano Rajoy. De toda la famosa cuadrilla de amigos de Mariano Rajoy en la ciudad, incluyendo a Ana Pastor, Tomás Iribarren o Francisco Villar, el líder del PP sólo reconoció en 1997 a una como tal: Pilar Rojo. Los años fortificarían algunas relaciones y disolverían otras, pero la estampa de Rojo, su marido Díaz Grande y Rajoy en el puerto deportivo de Sanxenxo siempre fue una de las clásicas del verano. Se les veía pasar desde la terraza del Dux, el local que Gerardo Lorenzo tiene allí a los pies de los yates, y lo que no se les vio ya fue entrar, aunque quién sabe. Lorenzo no es comunista, no nos confundamos, y en el estreno del Dux estaba el todo PP. Además de eso fue amigo de Rajoy, compartieron comidas, veladas y confidencias, pero la cosa terminó lo suficientemente mal como para que Lorenzo se llevase las manos a la cabeza tras saber por El País (en campaña, que las cosas hay que saber cuándo publicarlas) que él y Sabino Torres, el histórico intelectual pontevedrés, tenían trato de favor con el PP cuando lleva unos doce años sin dirigirle la palabra al jefe del garito.

«Para saber estar en un lugar hay que saber de dónde eres», dijo Feijóo en Os Peares, donde aprendió lo difícil que es sacar adelante «una tienda». Todo lleva un aire a reconquista silenciosa que echa para atrás, pero de momento el PP no genera noticias. Las páginas de Política se llenan con cualquier cosa y todo el mundo mira para las de Economía, porque es allí donde la derecha ha puesto el ojo para recuperar Las Ventas. En ese vacío emocional sólo se propagan las cuitas de Pachi Vázquez (un día relato la anécdota tan patriótica que contó en una cena en Pontevedra José Luis Cuerda, gran amigo de él) y algún rugido espontáneo de Beiras, a quien en la UPG recuerdan, perversos, su madera de líder cercano al pueblo: «Pedíaslle un sábado que fora á Feira de Carballiño e dicía que non, que ía pasar o día tocando o piano».

2 comentarios:

poo dijo...

Tendría que contarte tantas cosas sobre Feijjo y soobre Pilar Rojo, anécdotas, anécdotas...

Anónimo dijo...

En el menu de Os Peares se te ha olvidado mencionar la carne o Caldeiro, que en realidad no estaba "pa votar foguetes", pero entraba dentro de los 20 euracos.
El acto me gusto.
Fdo: un asiduo al Dux y a las mesas corridas en carpas(esto ultimo por el pulpo, q me gusta mucho mas el que se hace para mucha gente que el de restaurante)