Me he trasladado! Redireccionando...

Deberías ser trasladado en unos segundos. De no ser así, visita http://www.manueljabois.com y actualiza tus enlaces, gracias.

martes, marzo 10

Sepulturero

Antes de las elecciones se preocupó uno en el periódico por saber del negocio de la muerte en tiempos de crisis. Es sabido que el fervor de Wall Street ha provocado paro, bulimia e incluso algún suicidio, pero no ha frenado la mortalidad. Los cadáveres siempre dejan una herencia escandalosa de papeles y gastos que se cumplimentan con diligencia, como si el muerto fuese a abrir un ojo. Quiere decirse que la maquinaria de la muerte es imparable, por más que haya alcaldes que, llenos los cementerios, prohíban morirse en los bandos. Pero uno de los oficios que ni la crisis llena de candidatos es el de sepulturero. Lo ha venido a decir el Inem, la voz más respetable de nuestro tiempo. Hay una conexión invisible entre la proliferación salvaje de poetas y la ausencia de sepultureros, también ha podido decir el Inem, cuando además la poesía nunca ha estado en el papel de los despachos de la Universidad sino en la muerte terrosa de palas y claveles, y en ese luto oficial de familias castigadas que pisan piadosas el musgo. Dijo esto hace tiempo Eliot, tampoco es algo que se invente uno. A la gente le cuesta ya no convivir con los muertos, una tradición poderosa que se ha ido perdiendo por culpa de los vivos, que prefieren hacer películas, sino con todo lo que tenga que ver con ellos. Los cipreses cercados que coronan Charino frente al Principal testimonian el antiguo cementerio de la iglesia vieja de San Bartolomé, y hay historiadores que sitúan en los alrededores de Santa María, hace más de cinco siglos, el cementerio judío. Los camposantos ahora son más un lugar de peregrinación que un decorado urbano. En Boston sin embargo el Old Granary Burying Ground, un cementerio del siglo XVII, es uno de los orgullos turísticos de la ciudad y allí la gente se entretiene fotografiando las viejas lápidas y pisando la tierra que oculta los antiguos huesos. Y en el cementerio judío y cubista de Praga puede encontrarse uno el recuerdo de Franz Kafka, bastante más hermoso y sobrio que la escultura tan punk que lo recuerda. Son cementerios en desuso que no necesitan de sepultureros, que tienen más fácil encontrar trabajo en el desierto de Nevada, aunque no esté reconocido por convenio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Teníamos tantos esparcidos por cada una de nuestras Aldeas y Villas con raíces, que había que sacar género de Porriño y se puso todo el mundo a alicatarlos como cocinas que son por lo menos una vez al año, de cada casa que se precie .
Para eso derribaron la esencia de nuestro modo de ser esparcido durante siglos alrededor de la Iglesia, en recorrido de dos días al año, cuendo menos;los dos festivos, uno con el santoral parroquial a hombros en medio de música y foguetes de sesión vermut con orquesta y el otro recordando a todos los reunídos allí por un tiempo igualatorio .
Se cementaron los cementerios al mismo ritmo que se hicieron añicos las ciudades .
SEito.
P.D. ¿A donde han ido a parar los blogs de Cora y Rivera que hoy no aparecen? .

M. dijo...

Arriba, en la barra de los portales de Galiciae, está la sección por la que se entra a los blogs (también éste). Nos han confinado, señor mío! Un saludo.

Anónimo dijo...

A mí el de sepulturero me parece un oficio muy respetable y, ya puestos, si hay plazas me apunto. Peor que el periodismo no puede ser.