Me he trasladado! Redireccionando...

Deberías ser trasladado en unos segundos. De no ser así, visita http://www.manueljabois.com y actualiza tus enlaces, gracias.

jueves, septiembre 7

ETA, camino a la paz

Hay un momento en la vida de los criminales en el que la vulgaridad sustituye al horror. Es un proceso lento y complicado, en el que se involucra la fermentación de la culpa y el diagnóstico obligado para amortiguar los golpes de la conciencia: una suerte de paranoia acechante con la que se pudo enarbolar en su momento, ante la duda, cierta legitimidad en los actos. Cuando eso desaparece, y desaparece tarde o temprano porque al cabo el hombre es más fuerte que el asesino que lleva dentro, aún más si el asesinato es fruto de un delirio cósmico, queda el criminal despojado de su protección moral y desnudo por fin ante una audiencia expectante, que creía estar ante la complejidad del mal pero que sólo ve, aturdida, a un hincha del Atlético de Madrid muy cabreado con el árbitro. Eso, como mucho.

De ahí que la imágenes que se pudieron ver en el telediario de ese muchacho encerrado en una pecera fuesen históricas. Mientras la justicia poética le sembraba la nuca de feos dobladillos de carne (la nuca, que tanta importancia histórica ha tenido en la lucha armada) ETA daba el primer paso en el proceso de paz: se desarmaba públicamente a la vista de todos con una violencia inesperada. Ha perdido el último bastión que todavía conservaba ante su impaciente rebaño de fieles. La compostura cool, la sonrisa irónica, el viejo saludo chic de los camaradas al cruzarse en los banquillos, la frialdad teñida de cierta complejidad moral que los caracterizaba como muchachos muy seguros de sí mismo que saben lo que se hacen y cuya omnisciencia es sagrada, alcanzando así todos los puntos débiles del Estado: todo ello salpicado por una estética casual de buen rollito que va desenterrado poco a la poco la pescata a medida que platean las sienes. En el caso de nuestro hincha, ni eso.

Se escribió aquí en alguna ocasión que años más tarde generaciones posteriores darán cuenta del insólito protagonismo ofrecido por los medios a los criminales, con frases señaladas muy del estilo de nuestra pequeña extrema derecha, como “matan, pero nunca mienten” o “Zapatero se piensa que se la va a jugar a éstos”, ofreciendo así a la banda un cobijo intelectual absurdo: “no son nada tontos”. Los habrá más y los habrá menos. Pero la paz, la paz siquiera fingida, les arrebata lo que al fin y al cabo era su único recurso escénico: la pistola. Por eso el criminal insiste en extender el índice y levantar el pulgar a poco que pueda: su orfandad es casi digna de compasión. Haría bien la dirección de la cárcel en facilitarle una de esas pistolas de agua para que el enfermo recupere parte de la seguridad perdida y continúe untándose del pim-pam-pum nuestro de cada día. El pobre chico: el intelectual comprometido con la liberación del pueblo vasco dándole patadas a un cristal mientras exclama impotente a los cuatro vientos su deseo de arrancarle la piel a tiras al presidente de un tribunal de justicia. Enternecedor. Definitivamente enternecedor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

oiflyphttp://app2.expansion.com/blogs/web/belloso.html?opcion=1&codPost=5477