Me he trasladado! Redireccionando...

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viernes, septiembre 22

La llamada de la playa

El regimiento de Infantería de la Brilat en Pontevedra que marchará a Afganistán en octubre se lleva con él material de promoción turístico de las Rías Baixas. Lo raro es que esto ocurra ahora, sino que no haya ocurrido antes. Afganistán ha sido de siempre uno de los viveros de turistas más potentes del mundo. El turista afgano es parte de la simbología universal, como el cocinero italiano, el torero español o el gitano rumano. No salimos del cliché, y Afganistán exporta la imagen con la que mundialmente se la ha asociado, el turista. En el mes de agosto dabas una patada en Caneliñas y aparecían trescientos afganos. En los últimos tiempos hay allí tanta pasión por viajar que algunos con sólo arrancar el coche ya aparecen volando en otro país. Es un turismo de masas que sin embargo todavía no está a la altura de Irak, país que Estados Unidos está potenciando a marchas forzadas con una campaña mucho más agresiva de reminiscencias (¡quién lo diría!) cubanas: Turismo o Muerte.

Para su misión promocional, los soldados se llevan folletos y varios juegos de carteles de las Rías Baixas. No se discute la presencia de los militares. A Afganistán se va al amparo de la ONU para mantener la paz y bajo el paraguas del Parador de Turismo Rías Baixas: ya que estamos allí, habrá que convencer a los opulentos talibancitos de a pie de que cambien el Kalashnikov por una sombrilla en Paxariñas. La idea no es mala, pero allí no entienden mucho el español, de ahí los carteles: el pálido amarillo de la arena no les dirá mucho, pero basta verlo salplicado por el yate de Amancio Ortega y cuatro maromos sin camiseta tostándose en cubierta para que Afganistán sea la tumba de la yihad y el burka. De hecho, no estaría de más negociar con la aviación norteamericana la difusión de aquellos folletos históricos (“Sanxenxo, algo más que sol”) con una casete de Sabela, una cantante de ondulada cabellera y vistoso maquillaje que en 1987 se hizo famosa con una canción sobre el pueblo. Se corre el riesgo de que la cinta acabe en la guantera del coche de un comando islamista y veamos la foto de Sabela como autora intelectual de un atentado en una portada de El Mundo, pero, macho, qué risas.

Varios carteles de las Rías Baixas decorarán los destacamentos, se nos informa. A día de hoy se desconoce si la actividad promocional incluye modificaciones en el uniforme, tales como vistosas gorras de Acritón con pegatinas de la Festa do Marisco para sugestionar al viajero afgano. Lo sabremos cuando lleguen. La misión de paz y promoción también contempla la posibilidad de ataques de la resistencia talibán armados con billetes de Ryanair: los folletos Rías Baixas pueden enroscarse en unos pocos segundos y, una vez apoyados en la boca, no hay más que echar mano de un poco de arroz para repeler la ofensiva.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca he creído en la objetividad en el periodismo porque las personas, cuando escribimos, siempre somos subjetivas y dejamos entre nuestras líneas escritas algo de nuestra personalidad. Pero estoy convencida de que los buenos periodistas siempre luchan para evitar caer en el subjetivismo y, sobre todo, en la mentira.
La libertad de expresión existe y es necesario que exista, siempre y cuando no afecte a personas o instituciones, siempre y cuando no se mienta. En el momento en el que se da la mentira, el engaño (porque un periodista que miente engaña al lector o al espectador) la libertad de expresión pierde su valor. Sino, imaginemos un periódico cargado de mentiras...
Cuando se miente y, con esa mentira, se daña la imagen de personas o instituciones existe un derecho llamado el derecho de rectificación, ¿le suena?
Pues bien, simplemente escribo para remitirme a la fuente de información, y le indico, Sr. Jabois que, por favor, lea la noticia publicada en la web de Turismo Rías Baixas www.riasbaixas.org (concretamente en este enlace http://www.riasbaixas.org/web2005/index.php?pral=agenda&id_idioma=1&tipo=actualidad&categoria=2&secc_int=515). Una vez lea esa noticia, como lo he hecho yo, piense si lo que ha publicado en este blog y en el Diario de Pontevedra es verdad. Piense si con su columna de opinión ha podido dañar la imagen de una institución.
Turismo Rías Baixas simplemente ha regalado carteles a unos soldados que se lo han pedido. La demás literatura, la idea de que la institución promocionará las Rías Baixas en Afganistán, es pura invención.
Muchas gracias

M. dijo...

Esta es la noticia (http://www.riasbaixas.org/web2005/index.php?pral=agenda&id_idioma=1&tipo=actualidad&categoria=2&secc_int), así se difundió (http://es.news.yahoo.com/20092006/4/turismo-brilat-pontevedra-fara-promocion-da-paisaxe-das-rias-baixas.html)y así se satirizó (http://manueljabois.blogspot.com/2006/09/la-llamada-de-la-playa.html). Mentira, después de leer atentamente los tres textos, le parece a uno una palabra excesiva.

Anónimo dijo...

Me gustaría que revisase los artículos a los que el señor Jabois le remite. En uno de ellos, se aprovecha la noticia de los soldados que, para no sufrir la tan gallega morriña, se van cargados de "MATERIAL PROMOCIONAL", para contarnos los próximos viajes promociónales, una vez más, y ferias a los que van a acudir los técnicos de turismo. Cuando menos da lugar a dudas.
Muchos hemos ido a turismo a pedir carteles para decorar las paredes de nuestros pisos de estudiantes lejos de casa y así sentirnos más próximos. Parece que ustedes- perdone mi atrevimiento al dar por hecho que pertenece a la “institución dañada”- han informado de este hecho, bastante intrascendente si es realmente un interés particular de los soldados, porque parecería que era una buena ocasión para salir en los periódicos y PROMOCIONARSE. Sí, el señor Jabois se equivoca. No van a hacer promoción a Afganistán.¿Quizás gracias a Afganistán ?

Anónimo dijo...

Caramba, que delicaditas son las instituciones gallegas (porque me imagino que el primer anónimo será el mismísimo Patronato de Turismo Rias Baixas encarnado en comentarista bloguero). En mi tierra no son tan sutiles, y más vale, porque cuando se enfadan tienden a arrancarte la cabeza de un bocao.
El que el comentarista sea en realidad lo que se suele conocer como un Ente es lo único que explica la fascinante afirmación de que "la libertad de expresión existe y es necesario que exista, siempre y cuando no afecte a personas o instituciones..." a ver, señor Patronato, ¿qué significa "afectar"? Porque cuando uno habla de personas o instituciones siempre se "afecta" a estos sujetos de derecho. Ahora bien, si "afectar" significa "molestar", como parece desprenderse de su dolido comentario, entonces no podemos estar de acuerdo, porque precisamente la libertad de expresión incluye la diferencia de pareceres e incluso, ¡cáspita!, la ironía y está comprobado que hay personas e instituciones que se molestan por todo lo que no sea llamarles guapos.
Por eso, si el anónimo fuera una persona, en cuyo caso parece adecuado identificarse, le sugeriría que revisase su sentido del humor, una de las cosas que nos diferencian de los animales y las instituciones; pero como sospecho que es una de estas, pues nada, afirmar que a mí el post me ha hecho reír, y, con la que está cayendo, eso es mucho.